Viernes Santo, un «resumen de la historia de amor más grande jamás contada»

Publicado el 18/04/2025
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Viernes Santo, un «resumen de la historia de amor más grande jamás contada»

La Catedral de Oviedo acogía en este Viernes Santo la celebración de la Pasión del Señor, presidida por el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes, y concelebrada por miembros del Cabildo Catedralicio, con el acompañamiento musical de la Schola Cantorum.

Una «celebración especial», tal y como describió Mons. Sanz en su homilía, porque ya desde los primeros momentos se advierte que la Liturgia no sigue el esquema habitual de una Eucaristía solemne, teniendo en cuenta que el Viernes Santo es el único día del año en el que no se celebra Misa. La procesión de entrada se realizó «sin canto, a hurtadillas, como si viniésemos de una derrota humillante y quisiéramos pasar desapercibidos y de puntillas», explicaba el Arzobispo. Al llegar al presbiterio, se observa que el altar está «desnudo, sin adornos, con un halo de sobriedad que casi perturba. No hay flores que lo dulcifiquen con sus colores y aromas, ni cirios que tenuemente lo alumbren». «El obispo entra sin báculo y sin anillo –decía en su homilía–. Todo es tan parco que parece un velatorio donde se va a lo esencial sin filigranas ni soportes. Y a pesar de celebrar hoy las exequias más importantes y solemnes de la historia, tampoco tañen las campanas para no perturbar la zozobra ni distraer la remembranza».

La lectura de la Pasión se realizó cantada, gracias al buen hacer de la Schola Cantorum con su director, Sergio Martínez Mendaro. La Adoración de la Santa Cruz fue otro momento de especial recogimiento y finalizó la celebración con la mostración del Santo Sudario, reliquia que se conserva en la Cámara Santa de la Catedral, protegida por una urna, y que tan solo se descubre y se expone en el Altar Mayor para la veneración de los fieles tres días al año: el 14 y el 21 de septiembre –comienzo y final del Jubileo de la Santa Cruz–, y el Viernes Santo.

Esta reliquia, el Santo Sudario es, como sugirió en su homilía el Arzobispo de Oviedo, el «resumen de la historia de amor más grande jamás contada». Homilía completa