Casi 2.300 escolares de 6º de Primaria y 1º de la ESO se dieron cita hoy viernes en Covadonga en un encuentro para celebrar el Año Jubilar del centenario de la coronación canónica de la Santina.
Llegados desde todos los rincones de Asturias, subieron caminando al Santuario para visitar a la Santina. Un photocall colocado en la explanada de los leones, con una fotografía de la Virgen de Covadonga, facilitaba la posibilidad de que los grupos más grandes pudieran hacerse una foto en un espacio más amplio que el de la Cueva. A continuación todos, escolares y profesores, se concentraron en la explanada de la Basílica. Cada centro (55 en total) portaba una bandera dibujada a mano por los propios chicos, que fueron presentadas una a una ante los asistentes.
El grupo Bufanúvols estuvo encargado de dirigir la presentación, animando la mañana a través de música, humor y representaciones teatrales.
A las doce del mediodía, el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz quiso acercarse a saludar a los asistentes, recordándoles que «Covadonga es una casa que tiene Madre», y recordando a su madre, fallecida, les contó que «cuando yo iba a mi casa, viviendo mi mamá, yo iba a una casa donde era conocido, querido, respetado e incluso cuando me decían algo dándome un toque de atención, lo hacían con cariño. El hogar y la casa donde hay una madre es el lugar donde naces y creces, y será siempre un lugar donde volver. Vosotros hoy habéis vuelto a una casa que tiene Madre». Y continuó: «Detrás de vosotros, chicos y chicas, hay una historia que un Dios bueno escribió desde siempre, pensando en vuestro bien. No estáis en la vida como quien se cae de un árbol, sino que habéis sido pensados, soñados por un Dios bueno que os ha invitado a la vida. Yo le pido hoy a la Santina que sea un sueño cumplido, y que el día de mañana, más pronto de lo que imagináis, vais a estar formando una familia, quizá algunos seréis llamados a ser sacerdotes, o quizás a ir a las misiones como religiosas, cada uno tiene una historia, cada uno tiene un camino, ese que coincide con el sueño de Dios para cada cual». Despidiéndose, quiso emplazarles a volver el año que viene: «Ojalá –afirmó– que el año que viene si Dios quiere volvamos a repetir este encuentro, y si me avisáis con tiempo, yo os acompaño, no aquí sino desde el Repelao para subir con vosotros, con una mochila en la espalda».
El Abad de Covadonga, Adolfo Mariño, también quiso saludar a los participantes, y aprovechando que todos tenían una estampa de la Virgen con la oración del Año Jubilar, les animó a rezarla en voz alta, cosa que hicieron a continuación.
El día terminó con música y una comida todos unidos, para después ir volviendo a casa en autobús, cada uno a su destino.