En el cuadro del Museo de la Iglesia se representa a Pedro de medio cuerpo, con la cabeza girada al frente y una mirada intensa que refleja la amargura y sufrimiento por haber negado a Cristo, pero cuyos ojos también expresan contrición y penitencia.
El apóstol Pedro se identifica por las dos llaves de oro y plata que simbolizan el poder de atar y desatar: la de oro, el poder de absolver, y la de plata, el de excomulgar.
El autor del cuadro es Alonso del Arco Moreno (1635-1704), alumno del famoso pintor madrileño Antonio de Pereda. Este pintor cultivó todos los géneros, pero de manera especial la pintura religiosa y destacó también como retratista. Toma como modelo para esta obra los tipos humanos del Apostolado de José Ribera, El Spagnolettto (1591-1652), que se conserva en el Museo del Prado.
San Pedro forma pareja con el cuadro de San Pablo, también expuesto en el Museo de la Iglesia, y ambas obras fueron seguramente aportadas a la catedral de Oviedo por el obispo Tomás Reluz y Quiñones (1636-1706). Permanecieron en la sacristía catedralicia hasta que se trasladaron al Museo de la Iglesia en 1990.
En los Evangelios, el nombre de Pedro figura siempre el primero en la lista de los Apóstoles: «Primero Simón, llamado Pedro…» (Mateo 10,2). Y Jesús afirma: “Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.” (Mt 16,18-19).
San Pedro es el primero de los 266 Papas de la Iglesia Católica hasta el Papa Francisco, recientemente fallecido.