“El Señor es el psiquiatra del alma”

Publicado el 03/07/2020
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“El Señor es el psiquiatra del alma”

La Adoración Perpetua celebra su quinto aniversario en la iglesia de San Antonio de Padua de Avilés. Entrevistamos a su coordinador general, José Francisco Facal

¿Cómo llega la Adoración Eucarística Perpetua a Avilés?

Lo hace impulsada por la inquietud de unos adoradores, y también por el padre Justo Lofeudo, que queríamos hacer presente al Señor las 24 horas en el Santísimo Sacramento. Desde que comenzamos en la iglesia de San Antonio de Padua no se había interrumpido hasta esta pandemia en la que haciendo caso a las autoridades sanitarias y a la Conferencia Episcopal, contando además que tenemos un número importante de adoradores de edad avanzada, decidimos suspender la adoración y participar de la comunión espiritual y visitar virtualmente al Santísimo con los medios que las nuevas tecnologías ponen ahora a nuestro alcance.

Ahora hemos comenzado con un horario reducido de diez de la mañana a ocho de la tarde, a partir del lunes ampliaremos el horario de siete de la mañana a doce de la noche y a mediados de septiembre queremos retomar las 24 horas.

¿De qué manera se organizan?

El Santísimo solo se oculta a las horas de la Eucaristía porque está presente en ella y de la hora nona del Jueves Santo hasta la Vigilia Pascual. El resto del año hay una persona, como mínimo, acompañando al Señor las 24 horas del día.  Ahora mismo en Avilés somos unos 230 adoradores. Hemos sufrido alguna baja por culpa de la pandemia, afortunadamente no porque hayan fallecido por el coronavirus sino porque es gente de alto riesgo y han tenido que dejar de acudir a la hora que les correspondía. Hemos reforzado una campaña de captación y un grupo de trabajo preparado para ello acude a las parroquias con el propósito de encontrar nuevos adoradores y que así en septiembre retomemos las 24 horas.

Los adoradores son personas muy comprometidas.

Hay gente que hace más horas, no impuestas, sino por iniciativa propia porque siempre se ofrecen para cubrir otras horas cuando hay un falta de alguien por enfermedad, viajes, etc. Es raro el adorador que además de a su hora no vaya a hacer una visita durante la semana al Santísimo. Siempre les digo que en esas ocasiones se haga acompañar de alguien ajeno a la adoración porque una persona que sea católica no muy practicante ve la solemnidad con la que gente va a contarles sus cosas al Señor y quizás pues se arrodille, rece un poco y luego el Señor obrará y podemos ganar adoradores.

¿Qué aporta ser adorador?

Si el sacramento culmen es la Eucaristía esto es la prolongación de la misa: estar con el Señor un rato a solas ya no simplemente para hablarle sino para oírle. Eso es muy importante y los que somos adoradores lo comprendemos muy bien: oír al Señor. Hay veces como en mi caso que voy de madrugada en esas noches de invierno que hace frío y estás en casa muy a gusto y pienso qué pereza ahora tener que acercarme a la capilla. Pero es ese minuto de levantarse y cuando estás allí te cambia todo, hay veces que vas sin gana, no sabes qué decirle, pero como decía el cura de Ars “estoy ante Él, yo lo miro y Él me mira”: es el psiquiatra del alma.

Ahora en estos tiempos tan duros hay vocaciones que se han reforzado en la gente y otros que preguntan dónde está Dios en estos momentos; y quienes somos adoradores sabemos dónde está Dios y el bien que nos hace. Quiero decir con esto que no vas a ir allí y te va a solucionar los problemas, pero te va a ayudar a encontrar el modo de comprender, a enfrentarte a las decisiones a tomar… te lo va a hacer ver de otra manera, mucho más llevadero. La adoracón es dedicarle una hora al Señor, decir “me voy a parar, Señor estoy aquí contigo” y así cuando estoy ante Él le cuento mis problemas, hago un examen de conciencia de lo que ha sido la semana, dónde he estado bajo, qué tengo que reforzar y luego escucho, porque te habla de una forma tan sutil que después cuando sales de la capilla te pasa algo y piensas que eso era justo lo que el Señor te estaba queriendo decir.

Le recomiendo a todo el mundo que vaya, que pruebe: simplemente estar allí y hacer una hora de pausa, verán lo satisfactorio que es. En este tiempo que no hemos podido acudir a la capilla lo hemos echado muchísimo de menos. Los medios de comunicación han llenado un vacío, pero faltaba algo. El primer día que se puedo acudir a las iglesias, Sabugo abría a las ocho y media y las ocho estaba allí porque necesitaba estar con Él. La capilla, cuando se pudo abrir, igual. Ahora es raro el día que no la visito. La presencia del Señor físicamente te hace falta siempre.

¿Qué actos se han preparado para celebrar este quinto aniversario?

Hemos tenido que suspender algunos que teníamos previstos por este virus que nos ha cambiado la vida a todos, pero los que tenemos fe confiamos mucho en el Señor. No podíamos pasar por alto este aniversario porque luchar en estos tiempos por mantener una capilla abierta es un trabajo laborioso, pero muy satisfactorio. Hemos previsto el día 11 de julio una conferencia de Constantino Bada, a las seis de la tarde, con el título “Del cenáculo a Getsemaní”, el cenáculo es la institución de la Eucaristía, la Última Cena, y Getsemaní es la hora de oración. Está íntimamente relacionada con la adoración perpetúa. A continuación rezaremos el santo rosario para a las siete y media celebrar una misa de acción de gracias presidida por el nuestro Arzobispo. Nos queda pendiente el segundo encuentro de capillas asturianas y una exposición que retomaremos más adelante.