La Solemnidad del Corpus Christi, el Día de la Caridad que celebramos este mes, en medio de las dificultades del momento, es una gran oportunidad para tocar las llagas de Cristo y descubrir que, detrás de sus heridas, encontramos el dolor y sufrimiento de nuestros hermanos abriéndonos al misterio de Cristo crucificado y resucitado donde resplandece la gloria de Dios.
Este tiempo especial, nos ha demostrado que potenciar la capilaridad en los pueblos, barrios y ciudades para cuidar y acompañar tanto sufrimiento causado por la Covid-19, es el camino correcto para hacer real la misión de la acción social de la Iglesia.
Este año, Cáritas ha elegido un lema que refleja lo anterior, #SEAMOSMÁSPUEBLO, porque nos gusta pensar que el mundo es un pueblo habitado por más de 7.000 millones de vecinos y vecinas que se conocen y se ayudan. Un pueblo en el que todo lo que ocurre nos importa y nos afecta porque todos somos pueblo de Dios y nadie debería quedarse fuera.
En el Día de Caridad necesitamos recrear nuestras relaciones para sostenernos y cuidarnos de una forma nueva. El papa Francisco habla de recuperar la amabilidad en nuestra mirada y en nuestros gestos, en la forma de escuchar y acoger a los demás.
Como comunidad cristiana dar testimonio de fe es hacer nuestras las palabras de Jesús, tomad y comed, tomad y bebed, es compartir el banquete de la Vida y ser signo de consuelo, de aliento, de denuncia y de esperanza en medio de una sociedad rota y herida.
Hoy te invitamos a tender las manos, el gesto y la mirada. Hoy te invitamos a ser más Pueblo de Dios que sale al encuentro del mundo.