La que fue la primera parroquia de Avilés celebra durante estos días 150 años en su actual emplazamiento, el antiguo convento de franciscanos de la villa
“Es la primera parroquia de la villa de Avilés, cuenta con los elementos arquitectónicos más antiguos que se conservan en la zona, y entre otras cosas, con un archivo que data de 1599, con el que se podría escribir la historia de la ciudad. A pesar de ello, esta parroquia no es ningún museo: está muy viva y tiene un gran futuro”. Así de contundente se expresa el párroco de San Nicolás de Bari, en Avilés, Alfonso López Menéndez. Y lo hace siendo consciente de que puede respaldarlo con cifras y hechos, en unos días en los que se encuentran celebrando el 150 aniversario del traslado del antiguo templo de San Nicolás al actual, entonces convento de los padres franciscanos, expulsados tras la desamortización de Mendizábal.
En efecto, en 1836, quedaron vacíos en Avilés los conventos de los Mercedarios, las Bernardas y los Franciscanos. Este último contaba con una capacidad mucho mayor que el antiguo templo de la parroquia, y se solicitó a la reina la cesión de la iglesia conventual como parroquia, algo que finalmente consiguieron. Al trasladarse, lo hicieron con las principales obras de arte que tenían, y por este motivo, la parroquia cuenta con piezas tan antiguas como un relieve visigótico del siglo VII, del que sólo hay cinco en Asturias; una pila bautismal romana, de procedencia incierta, y otros elementos artísticos del siglo XIII y XIV.
A pesar de que durante la Guerra Civil prendieron fuego a la iglesia y desaparecieron ocho retablos de madera, permanecen intactos otros muchos bienes, como el archivo, cuyos registros más antiguos datan de 1599. “Por todo ello –manifiesta su párroco– mucha gente dice que San Nicolás es como el baúl de la historia de Avilés”. El archivo, concretamente, cuenta con partidas de bautismo, matrimonio y defunción datados desde el siglo XVI, “pero además, como Avilés siempre ha tenido una gran vinculación con la parroquia –explica Alfonso Menéndez– aquí se conservan documentos muy importantes que no tienen nada que ver con el templo, como por ejemplo todas las actas de la Junta de Notables que se constituyó cuando se levantó el Teatro Palacio Valdés, y muchos otros documentos y legajos civiles, que se depositaban en este archivo porque entendían que aquí se iban a conservar y cuidar como es debido. Tenemos numerosas cartas de personajes como el obispo Llano Ponte, y la constancia del bautizo de personas tan importantes como Pedro Menéndez, el Adelantado de la Florida, la Venerable Luz Rodríguez Casanova, o los antepasados de José Antonio Primo de Rivera, entre otras curiosidades”.
Más allá de su potencial histórico, la peculiaridad de la parroquia de San Nicolás de Bari es su efervescencia espiritual y social. El templo cuantifica en más de tres mil personas las que, con nombres y apellidos, colaboran de forma habitual en el día a día de la parroquia: catequesis, formación para adultos, retiros, cofradías, Cáritas parroquial, El Llar, Luz R. Casanova, etc. son algunos de los grupos que mantienen una actividad constante en los locales de San Nicolás, y que trascienden a los mismos y se expanden por toda la ciudad, beneficiándose de ellos numerosas familias del entorno.
“En esta parroquia siempre se ha trabajado mucho tanto la catequesis de Comunión, como la de preadolescentes y de jóvenes”, destaca su párroco. Tan sólo para hacer la Primera Comunión se preparan en San Nicolás de Bari unos 340 niños de 1.º, 2.º y 3.º de Primaria y 80 en Postcomunión. En el grupo de Confirmación se encuentran cerca de 200 jóvenes y después de recibir ese sacramento, suelen quedarse colaborando con la parroquia un promedio de 60 chicos y chicas de Bachillerato y primeros años de Universidad, donde se forman con un estilo de “revisión de vida, según el esquema de la Acción Católica –explica el párroco–. Viendo la realidad de cada uno y, desde una lectura creyente del Evangelio, analizando cómo pueden comprometerse con esa realidad”. El compromiso social adquiere en esta etapa una relevancia fundamental. Por eso, una parte de esos jóvenes acude semanalmente al asilo, para ayudar en el cuidado de los ancianos, otros se comprometen en acciones específicas de Cáritas parroquial y otros se vuelcan en El Llar, “una escuela para niños necesitados que no tienen recursos necesarios para poder hacer solos los deberes o seguir el curso de forma normal. Acuden cuatro días por semana, de lunes a jueves, les damos la merienda y los jóvenes, supervisados por algún adulto, les ayudan dándoles apoyo escolar”, explica Alfonso López. Con semejantes cifras y nivel de participación, no resulta extraño que, en los últimos cuarenta años, hayan salido de esa parroquia veinticinco sacerdotes, diocesanos y religiosos. “La última vocación que salió de la parroquia fue la de una chica, que hace cuatro años se fue con las Misioneras de la Caridad, de la Madre Teresa de Calcuta”, destaca Alfonso López. También la parroquia cuenta con un diácono adscrito, casado y padre de familia.
Además, San Nicolás de Bari cuenta con una importante tradición de ayuda a la mujer, y más concretamente a la mujer trabajadora. “En su tiempo –destaca el párroco– llegó a haber tres sindicatos de mujeres, puesto que el asociacionismo y la lucha por los derechos de la mujer siempre han sido una constante aquí. Había sindicato de la aguja, escuela nocturna de obreras para proporcionarles una formación, etc.” Un ejemplo de ello es el grupo Luz Rodríguez Casanova, en el que colaboran más de cien voluntarias y que lleva funcionando cerca de treinta años. Su presidenta, Carmen Granda, explica que llevan a cabo “una labor social con mujeres necesitadas que no tienen estudios, y nosotras les proporcionamos una formación para que puedan encontrar trabajo”. Actualmente están activos dos cursos, uno de Ayuda a Domicilio y otro de Cocina, del que se benefician una treintena de mujeres y que están impartidos por profesionales. Al finalizar, obtienen un diploma acreditativo que facilita la búsqueda de empleo y supone una oportunidad para muchas mujeres. “Es una labor muy gratificante porque vemos que la gente sale adelante”, explica su presidenta, que reconoce que “antiguamente teníamos más subvenciones y podíamos ofrecer más especialidades, aunque los cursos siguen estando muy reconocidos”.
Algunas de estas mujeres que acuden a los cursos tienen a sus hijos en las clases particulares que ofrece El Llar, facilitando así la conciliación familiar, e igualmente el colegio adscrito a la parroquia ofrece un amplio horario y “un abanico muy grande de actividades para que cualquier persona que tenga que trabajar pueda dejar a su hijo”, señala el párroco, “motivo por el cual, la labor social de San Nicolás tiene un prestigio tan grande en Avilés”.
En esta labor social están implicadas también las siete cofradías de Semana Santa que tienen sede en la parroquia, y las cuatro dedicadas a advocaciones de la Virgen. “A todas ellas se les pide que tengan un compromiso social o una vinculación determinada con la parroquia –destaca Alfonso López–. En este momento las cofradías son un potencial fuerte de gente, algunas son antiguas, otras de reciente creación, pero siempre con el deseo de ser fermento renovador”.