Los obispos de la Conferencia Episcopal Española han presentado recientemente el documento “Un Dios de vivos”, sobre la fe en la resurrección, la esperanza cristiana ante la muerte y la celebración de las exequias. Era un texto que se había aprobado en la pasada Asamblea Plenaria de la CEE, celebrada del 16 al 20 de noviembre.
En ella, “los obispos españoles recuerdan las verdades fundamentales del mensaje cristiano sobre la resurrección y la vida eterna, así como sugerencias para el acompañamiento de las personas que sufren por la muerte de un ser querido”, pues “la atención y cercanía en los momentos difíciles de duelo es una acción pastoral de la Iglesia que requiere una preparación, una formación y una espiritualidad adecuada”.
El documento, que se divide en cuatro partes y un apéndice, analiza “La situación y los retos actuales”; “La fe de la Iglesia”; “Acompañar en el momento de la muerte” y finalmente la importancia de “Celebrar las exequias cristianas”. El apéndice ofrece unas “Orientaciones sobre los columbarios”.
El motivo de este escrito es, principalmente, reflexionar sobre la profunda transformación que, en los últimos años, se ha vivido en nuestra sociedad en torno a la vivencia de la muerte y la manera de afrontarla, y el hecho de que tantas personas, en esos momentos dolorosos, soliciten la presencia de la Iglesia y su acompañamiento, aunque durante el resto de su vida hayan puesto “en paréntesis su fe”.
Además, los obispos recuerdan que “la fe en la resurrección de Cristo constituye el fundamento de nuestra esperanza”, y que “la celebración de las exequias deben manifestar todo el respeto y la veneración debidos al cuerpo del difunto”, y aunque “no hay razones doctrinales para prohibir la cremación”, la Iglesia “recomienda insistentemente que los cuerpos de los difuntos sean sepultados en los cementerios u otros lugares sagrados”.