Peregrinación de jóvenes de San Nicolás de Bari (Avilés): «Levántate, camina y deja huella»

Publicado el 18/07/2019
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Peregrinación de jóvenes de San Nicolás de Bari (Avilés): «Levántate, camina y deja huella»

El próximo mes de agosto más de cincuenta jóvenes avilesinos de entre 17 y 25 años se embarcarán en una peregrinación, organizada desde la parroquia de San Nicolás de Bari, que les llevará a importantes santuarios de Europa. Uno de sus monitores, Nicolás García, nos ha contado qué significa para ellos esta aventura, el importante trabajo que se realiza desde la pastoral juvenil y la vida que les aporta también como parroquia.

¿Cómo decidís el recorrido de cada peregrinación?

La idea del viaje siempre surge cuando termina el del año anterior. En el autobús de vuelta ya vamos pensando los destinos a los que podemos dirigirnos y teníamos mucha ilusión de cruzar el mar y nos hemos adentrado en la aventura de ir a Inglaterra, donde nuestro destino principal es Santo Tomás de Cantorbery: vamos a conocer el santuario y la historia de Tomás Moro. Para nosotros es muy importante porque aunque sea una iglesia anglicana nos recibirá el titular del lugar y D. Alfonso, nuestro párroco, podrá celebrar la eucaristía. Siempre incluimos en las peregrinaciones un lugar de la Virgen que en esta ocasión será Lisieux y también pararemos en el santuario del santo cura de Ars. Iremos también a Copenhague y nos hace mucha ilusión porque celebraremos una misa de campaña en uno de los primeros lugares donde se celebró una misa católica en Dinamarca. Preparamos también cuatro catequesis según el lema del viaje que este año es: “Levántate, camina y deja huella”. Creemos que es fundamental en el espíritu de convivencia que queremos que reine en los viajes.

¿Cómo surgió la idea de hacer estos viajes?

Estos viajes comenzaron en tiempos de D. Alfonso, pero cuando él no era párroco sino vicario y se encargaba de la pastoral juvenil. Empezaron siendo el Camino de Santiago, el camino de Santa Teresa en Ávila, el de Liébana. Posteriormente cogieron el autobús y fueron al Pilar, Torreciudad y Lourdes y luego ya se adentraron en la aventura de saltar a Europa. Fueron a Roma en el año de Paula Frasinetti que en Avilés tenemos un colegio de la doroteas y muchos alumnos forman parte de la pastoral juvenil de San Nicolás. En el primer viaje que hice yo, en el mismo año de la JMJ de Madrid, como muchos de nosotros nacimos en la época de San Juan Pablo II, pero no conocíamos sus orígenes fuimos a Polonia siguiendo sus pasos. Para mí aquello fue un lujo porque tras el viaje a Cracovia participamos a la JMJ de Madrid y eso nos unió una barbaridad y fue una experiencia única. Estuvimos también en el santuario de Medjugorje con D. Juan Antonio, el obispo fallecido de Astorga que era nuestro párroco, y D. Alfonso que en aquel momento era vicario. Peregrinamos también hasta Fátima y luego tuvimos un parón. Recuperamos la tradición cuando D. Alfonso vuelve como párroco y fuimos a Bari. Teníamos mucha ilusión en este destino porque nosotros somos San Nicolás de Bari. Además un conocido de D. Alfonso tenía una reliquia de San Nicolás y los jóvenes de la parroquia regresamos victoriosos con la reliquia de nuestro santo.

¿Qué os aportan estas peregrinaciones?

Nicolás García

Es un viaje que une mucho. Al inicio los chavales no se conocen apenas y hay más silencio, pero conforme avanza se va viendo cómo aumenta la convivencia entre ellos. Cuando regresan a Avilés quieren volver a quedar y cuando participan de la eucaristía de los domingos vienen por grupos. Es una forma de introducirlos en la parroquia y en los movimientos: en San Nicolás tenemos muchas cofradías de Semana Santa, participan en la carrera de Manos Unidas que organizamos los jóvenes. Es una manera de que al final se queden. Esto es lo que más intentamos desde la pastoral juvenil y es muy complicado. Debemos darnos cuenta, como nos dice nuestro párroco, que tenemos una responsabilidad muy grande en el tema de pastoral juvenil porque en Avilés los únicos que confirmamos un grupo numeroso es San Nicolás, ahora mismo tenemos en confirmación doscientas personas con unos catequistas de entre los 22 y 27 años de edad. Es muy importante que la pastoral juvenil continúe después de la confirmación. El año pasado se confirmaron tres grupos de veinte personas y se ha conseguido que se queden en la parroquia unos cuarenta y no solamente por el viaje, sino porque se fue generando ese buen ambiente, si alguno tiene ganas de ser catequista comienza estando con alguno de nosotros durante las formaciones y poco a poco podemos dar el relevo generacional que es fundamental y muy complicado.

¿Y a la parroquia?

Esto a la parroquia la rejuvenece, la gente mayor de la parroquia colabora mucho con nosotros y están encantados de ver tanta gente joven en la iglesia cuando nos sentamos todos juntos. Anima mucho a que venga más gente de todas las edades. En ocasiones los padres de los jóvenes no vienen habitualmente, pero como hacemos una misa de envío y acuden, también las abuelas. Es gente que la volvemos a reenganchar, porque son 52 jóvenes, pero tras ellos a una familia entera.

Además tenemos mucha suerte, pues tenemos un párroco que tiene espíritu joven y que se anima a acompañarnos quince días por Europa. Podía dedicar sus vacaciones a otra cosa, pero nos acompaña y va cada día hablando con los jóvenes uno a uno, confesando, celebrando la eucaristía y es una manera de introducirlos en el sacramento de la penitencia, de animarles a celebrar una misa que no tiene porque ser en San Nicolás. Podemos estar en una iglesia alemana o, como nos pasó una vez, en un área de servicio después de todo un domingo en el autobús. Eso son anécdotas y vivencias que a ellos les quedan y nosotros intentamos hacer verdaderos cristianos con principios sólidos. Son el futuro. Estos grupos se cohesionan y después participamos juntos en las actividades que se promocionan desde el arciprestazgo y desde la diócesis.