Introducción
La Pascua de Resurrección es la fiesta en torno a la cual gira todo el año litúrgico. Hacemos el memorial de la victoria de Jesús sobre su muerte y la nuestra, y tras la inmediata preparación, con los textos y gestos con que el tiempo de Cuaresma nos ha acompañado, entramos en el gozo pascual poniendo un aleluya en nuestros labios.
Esta liturgia madre se concentra en los días del Triduo pascual que nos prepara para llegar a la noche de pascua desde el Domingo de Ramos con la entrada en Jerusalén, pasando por la Misa Crismal, la Misa In Coena Domini del Jueves Santo y el Oficio de la Pasión del Señor del Viernes Santo. Todo un itinerario que nos permite hacer un camino que nos conduce hasta la luz resucitada de la victoria de Cristo.
La Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos ha publicado una nota el 17 febrero 2021 con orientaciones concretas para poder vivir esta circunstancia. En base a ella, damos nuevamente estas indicaciones que hemos de observar para evitar el exceso de una actuación que sería inadecuada como si nada estuviera pasando, o el defecto de una inanidad que nos dejaría sin celebrar debidamente el corazón de la liturgia cristiana.
Quiera el Señor y nuestra madre la Santina de Covadonga sostener nuestra esperanza y hacernos vivir este momento con una actitud verdaderamente cristiana. Quizás no está en nuestras manos cambiar las circunstancias, pero sí poder mirarlas y vivirlas de otra manera, la manera cristiana.
“Oremos también por los enfermos de la Covid-19, por todos los que están a su cuidado, por los profesionales de la sanidad, por los sacerdotes y voluntarios cristianos que trabajan en esta circunstancia por los demás, por los que están buscando una solución desde la ciencia a esta pandemia, por las fuerzas de seguridad, por los que han muerto, por sus familiares y amigos, para que el Señor, dueño de la vida y de la muerte sostenga nuestra esperanza y nos dé abundantemente su gracia˝.
Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno,
que quisiste que tu Hijo Unigénito
soportara la debilidad de nuestra carne,
el sufrimiento y la muerte de cruz,
concédenos propicio consuelo en la enfermedad,
fuerza a los que están al cuidado de la salud de los enfermos,
apoyo en nuestras debilidades,
consuelo a los que lloran la muerte de sus seres queridos,
y el descanso eterno a los que han sufrido la muerte,
para que tu pueblo pueda alegrarse
por el cese de la pandemia que nos aflige,
y pueda servirte llevando a cabo lo que te agrada.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
La nota de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos del 17 febrero 2021 señala que, en esta circunstancia de la pandemia, el uso de las redes sociales para la retransmisión de las celebraciones, “junto a los resultados positivos, también se han observado aspectos problemáticos. Para las celebraciones de la Semana Santa se sugiere facilitar y privilegiar la difusión mediática de las celebraciones presididas por el Obispo, animando a los fieles que no pueden asistir a su propia iglesia, a seguir las celebraciones diocesanas como signo de unidad”. Así pues, pensando en los enfermos o impedidos por algún motivo, se pide que únicamente se retransmitan las celebraciones desde nuestra Catedral presididas por el Arzobispo, invitando a todos los demás fieles a que acudan a sus parroquias o comunidades cristianas.
Nuevamente elevo mis oraciones por todos vosotros, sacerdotes, consagrados y laicos, para que cada cual, en su lugar y con su menester en la vida, trate de vivir esta circunstancia de la mejor manera cristiana. Junto a la bendición del Señor, invoco la intercesión de nuestra Santina de Covadonga, Madre de nuestra esperanza.
Dado en Oviedo, a veintiséis de febrero de dos mil veintiuno.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo