Este sábado, 15 de marzo, se celebra, un año más, el Festival de la Canción Misionera. En esta ocasión tendrá lugar en el Seminario Metropolitano y concentrará a niños de colegios y parroquias de toda la diócesis.
Está coordinado por la Delegación Episcopal de Misiones en colaboración con los diferentes grupos de misiones de la diócesis, como el de Gijón, al que María Paola Rodríguez Ojeda pertenece, junto con su labor como catequista en la parroquia de San Pedro. El Festival de la Canción Misionera nació, tal y como ella misma explica «para motivar a parroquias, movimientos, colegios, profesores y familias en la actividad misionera, educar a los niños en la fe y en la solidaridad con la misión». El lema de este año será «Comparto lo que tengo», el mismo que el de la Infancia Misionera, porque el Festival es una continuidad de este día, pensado para que especialmente «los niños ayuden a los niños» en la misión.
Paola, a la derecha, con participantes en un Festival de la Canción Misionera de otros años
El día del festival se proyecta como una gran fiesta donde, además de las actuaciones de los pequeños, que presentan canciones donde se valora la letra, la música, el baile y la interpretación, se organizan también juegos y una gincana elaborada por un grupo de animadores. «Habrá premios para todos», señala María Paola. «Habrá menciones especiales para la mejor letra, para el espíritu misionero, para el vestuario, la coreografía etc». «Además –añade– este año destacamos que una profesora de Educación Plástica del Colegio Patronato de San José ha implicado a los alumnos y han hecho ellos mismos los premios. Son jóvenes de la ESO con una conciencia misionera y que han participado con muchísima ilusión. Somos muchas las personas implicadas en el festival, de distintas edades: jóvenes, catequistas, profes, madres, todos poniendo corazón, alegría, para que esto salga adelante año tras año», destaca María Paola.
Además de su participación, tradicionalmente los niños colaboran en un proyecto, para que, todo lo recaudado en el Festival, sea invertido en el mismo. Este año irá destinado al colegio de La Milagrosa en Mocón, Guinea Ecuatorial, de las Hijas de la Caridad. «Está destinado a la compra de material escolar deportivo: gomas, pelotas, lo que vean necesario», explica María Paola. «Los niños así colaboran con la oración, como misioneros, y también se dan cuenta de la importancia de actuar con una aportación desde sus ahorros, porque esa pequeña ayuda es muy importante para que otros niños puedan cubrir sus necesidades», afirma.