El pasado 10 de mayo el Papa Francisco instituyó el ministerio del Catequista a través del Motu proprio “Antiquum ministerium” (Ministerio antiguo). Este nuevo y a la vez antiguo ministerio está al servicio de la evangelización y de la catequización de niños, jóvenes y adultos.
En el texto se nos señala que el catequista está llamado a manifestar su competencia en el servicio pastoral de transmitir la fe en sus diferentes etapas: desde el anuncio primero del kerigma hasta la formación permanente que nos permite estar dispuestos a responder a todos aquellos que nos pidan razón de nuestra esperanza.
En segundo lugar, como le gusta repetir al Santo Padre, no se trata de hacer de catequista sino de serlo, esto implica una llamada vocacional recibida para desarrollar un servicio a la comunidad. Por otro lado, ser catequista no es entendible sin nuestra inserción en dicha comunidad eclesial, sea ésta la parroquia, un movimiento apostólico o una asociación de fieles.
Por último, el Santo Padre señala las condiciones del futuro catequista que serán “hombres y mujeres de profunda fe y madurez humana, que participen activamente en la vida de la comunidad cristiana, que puedan ser acogedores, generosos y vivan en comunión fraterna”, así como su preparación específica que ha de ser “bíblica, teológica, pastoral y pedagógica”.
El documento concluye con la invitación a las Conferencias episcopales nacionales para que desarrollen y concreten en su particular circunstancia las indicaciones del Santo Padre. Y por otro lado, se indica que la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos preparará el Rito para instituir dicho ministerio.
Manuel Alonso Martín, Delegado episcopal de Catequesis