Este jueves, 28 de noviembre, se celebraba en la Catedral la eucaristía en la que se recibía, por vez primera, una reliquia de Carlo Acutis en nuestra diócesis. La Catedral se llenó para asistir a este momento, donde, al comienzo de la celebración, Carlos Leret, Delegado internacional de la Asociación de Amigos de Carlo Acutis, hizo entrega de la misma al Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes. Se trata de una reliquia de primer grado, que el propio Mons. Sanz solicitó al postulador de la causa, en Asís. La reliquia presidió la eucaristía junto al altar, y al finalizar, las personas pudieron acercarse y venerarla.
Se da la casualidad que la pasada semana, cuando ya se estaba anunciando este acto diocesano en la Catedral, el Papa Francisco anunciaba la fecha de la próxima canonización de Carlo Acutis. Será entre el 25 y el 27 de abril, durante el Jubileo de los Niños y los Adolescentes. En su homilía, nuestro Arzobispo explicó que la diócesis de Oviedo «acoge las reliquias de un beato –próximamente santo– contemporáneo. No es la forma de un santo a la antigua usanza –dijo–, con indumentaria de monje o que viene de realizar epopeyas misioneras en mundos lejanos. No es tampoco alguien que, tras muchos años de estudio y una prolongada edad, nos comparte su sabiduría, ni alguien que, para nuestro pasmo, para nuestra santa confusión, nos muestra una virtud de la que nosotros estamos tan faltos». Y es que Carlo Acutis, fallecido en el 2006 con 15 años de edad tras sufrir una leucemia fulminante, es la viva imagen de un chico normal. El primer «santo millennial», como últimamente se le llama en los medios de comunicación. Con afición por la programación informática, buen amigo de sus amigos, cariñoso, familiar y generoso. Su reliquia es para la diócesis, como afirmó Mons. Sanz, «un precioso regalo», que no es «un talismán por el que tocándola o besándola adquirimos una fuerza especial, como quien bebe algún elixir extraño», sino que es «un recuerdo vivo que sigue existiendo en Dios». Carlo Acutis es «un joven que, con 15 años, estaba maduro para encontrarse con Dios eternamente, y para dejarnos huellas practicables para nosotros, a fin de que sigamos también siendo peregrinos de ese cielo cuyas puertas se han abierto para él», recordó Mons. Sanz.
Mañana sábado, 30 de noviembre, la Catedral acogerá una Hora Santa con Adoración Eucarística y donde se podrá también venerar la reliquia de Carlo Acutis. Será a las 19,30 h en un acto pensado para jóvenes pero abierto a todo el que desee acudir. Después de ese día, la reliquia pasará a quedarse en la parroquia de la Sagrada Familia de Ventanielles, en Oviedo. Su párroco, Jaime Sanz, no oculta la ilusión que ha causado en la comunidad el recibimiento esta reliquia tan significativa, que quedará instalada en una capilla que han construido en honor a Carlo Acutis, que esperan sea un lugar «donde vengan muchos jóvenes a visitar la reliquia y a rezarle a Carlo». «La idea es que, primero, la parroquia sea un centro de referencia eucarística», explica.»Tenemos todas las semanas, por ejemplo, una oración para jóvenes en el barrio de Ventanielles, lo cual es un reto que nos hemos planteado». Y con esa idea quieren ser «Como un foco, como una veleta, porque precisamente en esta iglesia hay una historia muy conocida de una veleta que tenían y que hubo que retirar, y queremos volver a ponerla. Y ser así como un faro que ilumine toda la presencia eucarística de Jesús, como lo es el Sagrado Corazón en el Naranco, pero con la presencia real de Jesucristo en la eucaristía».
El párroco de la Sagrada Familia está convencido de que esto «trasciende a la diócesis, porque estoy convencido de que vendrán de fuera a visitar la reliquia y a ver la exposición», porque la nueva capilla de Carlo Acutis contará, además, con una exposición permanente sobre el joven santo, «en la zona alta de la iglesia, con unos paneles que explican muchos milagros eucarísticos y también la vida de Carlo». Junto con ello tiene el proyecto de contar con exposiciones itinerantes que lleguen a parroquias y colegios, «primero en Asturias lógicamente, pero también después, a otros puntos de España».
Carlos Leret, que ha estado esta semana en nuestra diócesis impartiendo charlas en algunas parroquias, explica que Carlo Acutis «reta al joven a ser santo y a demostrarle que se puede ser santo llevando una vida ordinaria, comportándose como un joven siempre y cuando esté en su corazón el amor eucarístico de Jesús». Un «avivamiento eucarístico» es el objetivo final de la Iglesia y el legado de Carlo Acutis sigue esa misma línea. Ya lo hizo en vida, convencido de que, a través del conocimiento de los numerosos milagros eucarísticos que han tenido lugar en la historia y que, aún hoy en día siguen sucediendo, las personas llegarían a reconocer la presencia real de Cristo en la eucaristía. Así nació la recopilación de Milagros Eucarísticos que él mismo diseñó en Internet y que actualmente, convertida en exposición, ha estado presente en los cinco continentes y en más de 15.000 parroquias del mundo. «Él decía que si Jesús es la luz del mundo y nosotros nos exponemos a la luz, vamos a recibir la santidad del Señor. Y por eso es que Carlos insistía en la Adoración. También decía que si comulgamos, Él es capaz de transformar nuestros sentimientos y pensamientos y poco a poco hacernos otro Cristo, que todo dependía del Sí que le diéramos al Señor para que pudiera obrar con nosotros. Y en el caso de Carlos, él toma como modelo a San Francisco de Asís para poder dar un sí radical como el de San Francisco». «Carlo nunca anduvo a medias», reconoce, y «cuando le preguntaron si estaba listo para ver cara a cara al Señor, dijo, yo no he desperdiciado un momento de mi vida. Durante toda mi vida he servido al Señor».
Hoy Carlo Acutis es ya un intercesor desde el cielo. «Él tiene tanto que decir a los jóvenes», dijo en su homilía Mons. Sanz. «Acogemos en Asturias sus reliquias para que él camine con nosotros y nos transcriba ese mensaje que que en él Dios ha querido escribir con su devoción a la Santa Eucaristía y con su amor filial a Santa María, nuestra Madre del cielo. Carlo Acutis tiene ahora otra encomienda intercesora y ejemplar. Porque desde el cielo nos mira, nos apoya, nos protege y nos cuida, y junto a Dios tenemos ahora un abogado que está de nuestra parte y que puede salvarnos en los callejones que no tienen salida, o en los días que pierden su luz y nos imponen sus oscuridades. Damos gracias a Dios por el regalo que esta tarde acogemos con sus reliquias».