Este domingo finalizó la primera edición de las Conversaciones de Covadonga, un foro de opinión impulsado por el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, con motivo del Año Jubilar Mariano del Centenario de la Coronación Canónica de la Santina. Una iniciativa que, según ha expresado Mons. Sanz, parte de una “remembranza con otras iniciativas remotas, como las Conversaciones Católicas de Gredos”, en las que “intelectuales católicos de primer orden se daban cita en aquellos años de la década de 1950 para alumbrar los retos que el mundo planteaba como verdadero desafío a los cristianos”. Aquello supuso, tal y como expresó el Arzobispo, “un auténtico laboratorio de ideas audaces, de sueños sin quimeras, de juicios ponderados que fue tejiendo la trama de amistad y pensamiento que tuvo su fecunda repercusión en aquellos momentos”. “Desde que soy obispo –ha señalado Mons. Sanz– siempre quise poner en marcha un foro que tuviera esa referencia intelectual y cultural que, a la luz de la tradición cristiana y nuestros valores y virtudes, pudiésemos conversar de una manera abierta dentro de esta sociedad plural y democrática en la que hemos de tener nuestro espacio también los cristianos”.
El Año Jubilar Mariano se planteó como el mejor de los escenarios para poner en marcha esta primera edición de Conversaciones de Covadonga, que se ha desarrollado a lo largo de los días 16 y 17 de junio, y que ha contado en el Santuario con personalidades de la talla de Luis Sánchez Navarro, Profesor de la Universidad San Dámaso de Madrid; Álvaro Solano Fernández-Sordo, profesor de la Universidad de Oviedo; Javier Gómez Cuesta, párroco de San Pedro de Gijón, y el propio Mons. Jesús Sanz, quien participó con la ponencia “El cántico de la creación. De San Francisco de Asís a San Juan de la Cruz”. Entre todos ellos trataron los temas principales –historia, espiritualidad y naturaleza–, de los tres centenarios que confluyen durante este 2018 en Asturias: la Coronación Canónica de la Santina, la proclamación del Parque de Picos de Europa como Parque Nacional, y el 1.300 aniversario del origen del Reino de Asturias.
Como colofón a esta primera edición de las Conversaciones de Covadonga, este domingo acudió hasta el Santuario el Cardenal Arzobispo emérito de Madrid, Mons. Antonio María Rouco Varela, quien participó con una ponencia titulada “Covadonga, cuna de Europa. Raíces cristianas de Occidente”. En su intervención el cardenal quiso desgranar las razones por las cuales se dice que “Covadonga es cuna de Europa y de sus raíces cristianas, y en qué medida podemos hablar de esas características en presente, e incluso hacia el futuro, planteándose el papel que podría tener Covadonga en la recuperación de esas raíces cristianas de Europa”.
Para ello, el cardenal se basó en los discursos de san Juan Pablo II durante su estancia en Covadonga en 1989, donde manifestó entre otras muchas cosas que “Covadonga es una de las primeras piedras de Europa, cuyas raíces cristianas ahondan en su cultura. El cardenal recordó algunos de los “piropos” que “san Juan Pablo II le dedicó a Covadonga”, como “Altar mayor y latido del corazón de España”, o “Casa solariega de España y de la Hispanidad”.
Mons. Rouco se refirió a Europa como una unidad: “a pesar de que la historia ha sido variada y variante, no podemos olvidar que hablar de Europa es hablar de unos valores, unas condiciones y unos principios concretos; Europa es una realidad social que se organiza de una manera determinada –afirmó– donde la belleza, la moral, la ética, se expresan de una manera que viene marcada por una visión cristiana y del mundo configurado desde hace 2.000 años”. Esa Europa tiene una “cuna, que es Covadonga”, y recordó que “la importancia del hecho histórico de Covadonga para el nacimiento de la Europa cristiana no se desprende tan sólo de su confluencia con el Camino de Santiago, también fundamental, sino por la importancia que tuvieron ambos al impedir la islamización de Europa”. “Ahora –puntualizó– tendríamos que abrir un paréntesis para ver qué pasa con el futuro”.
Porque cabría preguntarse, dijo, “¿Qué pasa con el presente? ¿Sigue siendo Covadonga cuna de Europa y de sus raíces cristianas?”. “Las circunstancias han cambiado y Europa ha vivido desde finales del siglo XIX una historia más que dramática, trágica. En cien años –afirmó– Europa ha sido el escenario de dos guerras mundiales, la segunda especialmente terrible. Al finalizar ésta, quedó dividida por un telón de acero real”. Mons. Rouco Varela recordó el intento de la Unión Europea, de unirse civilmente mediante una Constitución, “algo que finalmente no terminó de cuajar, probablemente porque en esas premisas se olvidaban de las raíces cristianas de Europa”.
“Ya en el año 1982, en Santiago de Compostela, Juan Pablo II hablaba de una Europa dividida civilmente, y aunque se expresaba con mucha prudencia, sí que mencionaba estas divisiones, también palpables en el ámbito religioso. Europa –decía– está dividida entre los que niegan a Dios de forma expresa, aludiendo directamente al comunismo, y los que viven como si Dios no existiera, señalando entonces a la Europa más occidental”, dijo. “Y fue entonces cuando él hace ese grito famoso: Yo, Juan Pablo II, hijo de la nación polaca, latina y eslava, te digo a ti, vieja Europa, vuelve a tus raíces”.
“Hoy –explicó el Arzobispo emérito de Madrid– hay que reconocer que Europa ha envejecido a unos pasos agigantados, un dato que en el fondo revela que en el corazón de la sociedad y de la cultura europea ha calado una concepción de la vida que se identifica con un bienestar material y físico de estrecho horizonte. Los sociólogos tienen datos y previsiones que muchas veces no se dan a conocer para no atemorizar a nadie pero la situación es cada vez más grave, y eso es algo que se une al abandono de la práctica religiosa en toda Europa, especialmente en la Europa protestante, pero también en la católica”.
Recordando las palabras del Papa Benedicto XVI, “la crisis de Europa es una crisis de fe”, el Arzobispo emérito de Madrid sugirió una trilogía como un criterio de acción de cara al futuro “a partir de Covadonga y vinculado al Camino de Santiago: El encuentro con el Salvador, a través de María, y peregrinando”.
“Sugiero que haya una colaboración a nivel más práctico, de relación institucional, entre Covadonga, la Archidiócesis de Oviedo y Santiago de Compostela. Es algo que hay que apoyar todo lo que se pueda y convertirlo en una realidad”. “Como recomendación concretísima –finalizó– sería bueno volver, como una guía teológicamente profunda, a los textos del Magisterio de san Juan Pablo II en Covadonga y de Benedicto XVI en Santiago de Compostela”.