Este mes de noviembre comenzaba, en la Catedral de Oviedo, el ciclo de conferencias dentro de las Actividades para Abonados. Una iniciativa que se desarrolla todos los años y que llevan a cabo expertos, tanto profesores de Universidad, como los propios canónigos del Cabildo catedralicio, sobre diferentes ámbitos de la historia, la arquitectura y el arte que rodea al templo de San Salvador, en Oviedo. Dentro de este ciclo, este pasado viernes, 22 de noviembre, la Historiadora del Arte Carmen Labra pronunciaba una conferencia con el sugerente título «Espacios desaparecidos de la Catedral de Oviedo».
¿Cómo te animaste a estudiar a fondo esos espacios desaparecidos de la Catedral?
El tema se me ocurrió hace bastantes años ya, hace unos 13, cuando hice el curso para ser Guía de la Catedral. Tuvimos que presentar un trabajo al final del curso sobre la Catedral, el tema era libre y a mí se me ocurrió este. Yo había leído mucho sobre la Catedral y había espacios que no se conocían, me interesé por ellos y poco a poco surgió el tema.
Para hacernos una idea, ¿podemos hacer un breve repaso por los diferentes momentos de la construcción de la Catedral?
Sí, se puede rápidamente. Son 1.200 años de historia, pero se pueden condensar en lo siguiente: hay un origen prerrománico en torno a tres edificios, la Basílica de San Salvador y los Santos Apóstoles. Al norte la Basílica de Santa María del Rey Casto, que también es Panteón Real, y al sur la Cámara Santa, que es el relicario. La Cámara Santa es un tesoro y un martirium, es un edificio para guardar reliquias y después las joyas de la monarquía asturiana. En torno a esos tres edificios que están separados entre sí, va creciendo una catedral gótica.
Hay una fase románica de la que tenemos muchos restos arqueológicos, pero no podemos precisar más. Lo románico que se conserva es el magnífico Apostolado de la Cámara Santa, el resto es especulación. Y después se empieza a construir en estilo gótico, por la Sala Capitular; el Claustro, que se construye en tres fases a lo largo de 150 años y a la vez que se empieza el Claustro, se empieza la Catedral gótica, se empieza la cabecera y ya en el siglo XV se construyen las naves. En el XVI se construye la fachada. Todo esto es gótico.
Y en el barroco, con el impulso que la Contrarreforma da al culto a las reliquias, se construye la girola para favorecer la circulación de peregrinos y se construyen dos grandes capillas para reliquias, que son la capilla de Santa Bárbara, que en un primer momento está pensada para ser una nueva Cámara Santa, para trasladar las reliquias de la Cámara Santa, y en frente, a finales del siglo XVII ya, se construye la capilla de Santa Eulalia para conservar las reliquias de Santa Eulalia y darles un culto digno de aquellas reliquias de la patrona de la ciudad de Oviedo y de la diócesis que es Santa Eulalia de Mérida. La evolución constructiva de la catedral siempre ha estado en torno a la veneración de las reliquias.
¿Cuáles son esos espacios desaparecidos a los que te referías en tu charla?
Hay unos cuantos y la mayoría los conocemos por menciones documentales y no podemos precisar mucho. Yo hice una selección de los que quizá eran los más llamativos. Por ejemplo, el coro, que es el más conocido, un espacio que estaba en los dos primeros tramos de la nave central, un espacio en forma de U cerrado hacia la zona de los pies, hacia la zona de la entrada y abierto hacia el altar. Es un espacio privilegiado porque cuando se construye, en el siglo XV, la liturgia determina que la Catedral es el templo para los Canónigos y el Obispo de la diócesis y ellos están obligados a celebrar una serie de cultos diarios y se sientan ahí en una sillería y cantan, rezan, siempre mirando hacia el altar. Los fieles hacen sus cultos diarios, la misa, reciben los sacramentos, en las parroquias. Aunque puedan participar en el culto en la Catedral, la Catedral era el espacio privilegiado para Canónigos y para el Obispo.
Pero la liturgia cambia y a principios del siglo XX, ese coro se desmonta porque entonces ya se empieza a ver que es un templo sobre todo para los fieles. Después del Concilio Vaticano II esto es así. Los fieles participan activamente y el espacio privilegiado del coro ahora lo ocupan las personas que vienen al culto.
El coro se desmontó, es verdad que perdimos mucho patrimonio, pero una parte sigue conservada en la Catedral: parte de la sillería está en la Sala Capitular; la portada del trascoro está en el acceso a la escalera de la Cámara Santa; la reja que cerraba el coro se conserva; la vía sacra o el pasillo para ir del coro al Presbiterio también se ha mantenido, es decir, han intentado conservar lo más posible y el templo ha evolucionado ahí siempre sujeto a la liturgia, es un templo vivo.
Otros espacios menos conocidos eran, por ejemplo, la capilla de Nuestra Señora de Belén, una capilla que se construyó al lado de la Sala Capitular, en el Claustro, en el siglo XV y que, en el siglo XVI alberga la cofradía, fundada en 1526, de las Ánimas del Purgatorio. Esa capilla se mantuvo ahí hasta que se construye el Claustro Alto, donde ahora mismo está el Museo de la Iglesia. En ese momento se derribó para colocar ahí la escalera que une los dos pisos, pero se conserva, en un ángulo muerto, aunque está tapiado, un trocito de esa capilla, el arranque de parte de la bóveda y una ménsula.
Otro espacio curioso es el de la capilla para enterramiento de los peregrinos. Está en lo que llamamos hoy Cementerio de Peregrinos. Una capilla muy sencilla, quizá del siglo XV o del XVI, que sabemos que se derriba en el año 1928. El expediente del derribo que se conserva en el Archivo Municipal no especifica para qué se usa. Pero las investigaciones de la profesora Yayoi Kawamura han descubierto que tenía un acceso desde la calle de San Vicente por el que entraban los carros con los peregrinos que fallecían en la ciudad y se enterraban en esa capilla porque la catedral tenía la obligación de dar cobijo a peregrinos. Tenía que tener hospitales, tenía que acogerlos y si morían, tenía que enterrarlos. Esa capilla existió y la conocemos porque se conserva una foto de antes del derribo. Hay espacios también como la capilla de Don Gutierre, la gran capilla funeraria gótica que tuvo la Catedral y se usó para más enterramientos, no solo para el obispo Gutierre de Toledo y que estaba donde hoy está la capilla de Covadonga y la Girola. Y hay muchos espacios más, pero bueno, nosotros hablamos de unos poquitos el otro día.