Este domingo, 26 de julio, memoria de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen, se ha celebrado en la Catedral de Oviedo la Santa Misa por las víctimas de la pandemia Covid-19, uniéndose así la Iglesia en Asturias a la Jornada por las Víctimas de la Pandemia, propuesta por la Conferencia Episcopal Española. En el caso de nuestra diócesis, el Arzobispo de Oviedo quiso hacer extensiva esta petición en todas las parroquias y comunidades religiosas de Asturias.
A la eucaristía, celebrada a las 12 del mediodía, presidida por el Arzobispo de Oviedo Mons. Jesús Sanz, y concelebrada por numerosos sacerdotes entre los que se encontraban el Vicario General de la diócesis, D. Jorge Juan Fernández Sangrador, el Deán de la Catedral, D. Benito Gallego o el Rector del Seminario, D. Sergio Martínez Mendaro, acudieron también numerosas autoridades civiles, como el Presidente del Gobierno del Principado de Asturias, D. Adrián Barbón, la Delegada del Gobierno, Dña. Delia Losa, o el Alcalde de Oviedo, D. Alfredo Canteli.
En su homilía, el Arzobispo de Oviedo quiso recordar especialmente «a las personas que durante este tiempo de pandemia han fallecido». «no entramos nosotros en la batalla de cifras de quienes censuran el número de fallecidos o de quienes hacen de este cómputo un arma arrojadiza», afirmó. «Es triste mercadear con los muertos, mirando sólo la rentabilidad interesada del poder o el cálculo ante unas urnas vacías». «Nosotros –destacó– estamos hoy para otra cosa, y en la casa de Dios no cabe otro homenaje ante la muerte de un ser querido que el que siempre hacemos los cristianos: rezar a Dios pidiendo la salvación eterna, poner unas flores que expresen la gratitud por tanto recibido de ellos durante la vida, y avivar el recuerdo de sus palabras y ejemplos que han sembrado en nosotros la sabiduría».
«Llega ahora el trabajo de seguir construyendo cada día nuestra historia inacabada –afirmó Mons. Jesús Sanz– poniendo lo mejor de nosotros mismos, siendo responsables en lo personal y en lo comunitario, para favorecer que se pueda superar cuanto antes esta difícil prueba que se empeña en rebrotar», y agradeció «a nuestro Presidente y a la Consejería de Salud» el «bien hacer de una difícil gestión, y les brindamos nuevamente nuestra colaboración responsable como Iglesia en estos momentos complicados en la salud y en la economía».
A lo largo de la celebración religiosa, se recordó especialmente a los sanitarios y a todas las personas que, a lo largo de los peores momentos de la pandemia «dieron lo mejor de sí mismos», así como a todas las personas que se han quedado sin trabajo, para que «el Señor les dé paz y les infunda esperanza».
Finalmente el Arzobispo de Oviedo quiso tener un recuerdo especial para los mayores, en la festividad de los «abuelos de Jesús», y recordó que «los ancianos no pierden su dignidad por llegar a esa edad avanzada, aunque no puedan ya producir lo que a través de una larga vida han entregado a mansalva». «Con mucha alegría y gratitud miramos a los abuelos, que siguen sosteniendo en tantos sentidos aquello que permite que la familia siga unida, no pierda sus raíces humanas y cristianas, y representa la sabiduría de quien ha relativizado lo que es secundario, mientras que no renuncian a lo que se de suyo es lo único importante cuando del amor, la vida, la fe, la paz o la fidelidad se trata».