Su nombre es Carol Jeri, y estos días ha visitado Asturias para dar a conocer la realidad de la región llamada «Madre de Dios», en la Amazonía peruana. Ella es responsable del programa que Cáritas desarrolla en aquella zona denominado «Fortalecimiento del acceso a la justicia y defensa de los derechos humanos de los pueblos originarios en la región Madre de Dios», y con él colabora, con fondos propios y como parte de su labor de Cooperación al Desarrollo, Cáritas diocesana de Oviedo. No es la única institución que colabora con ellos en Asturias. También lo hacen la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo, el Ayuntamiento de Avilés y algunas parroquias y grupos, que destinan ayudas para el desarrollo de los pueblos indígenas en la zona.
¿Qué mensaje querrías transmitir a la sociedad asturiana?
Creo que, en primer lugar, dar a conocer un poco cuál es la realidad de la Amazonía, qué es lo que viene pasando ahí y cómo es que, desde esta cultura de la solidaridad, desde Asturias a través de Caritas Oviedo otras instituciones, nos vienen apoyando para poder ejecutar proyectos a favor de la población menos favorecida, sobre todo de pueblos indígenas, mujeres y niños.
¿Podrías describir cómo es la región Madre de Dios? ¿De qué vive la gente? Porque es un terreno muy amplio y no está muy poblado.
Sí, Madre de Dios es una región amazónica que está al sur de Perú. Somos frontera con Brasil y con Bolivia, por lo tanto tenemos presencia de varias culturas dentro de nuestra región. Al ser zona amazónica tiene muchas riquezas, muchos recursos, sobre todo madera y oro, lo cual ocasiona de alguna manera muchos intereses para el tema de explotación de recursos. Hay poblaciones indígenas, son 37 comunidades indígenas en total las que están en nuestra región, que vienen a formar siete pueblos. Y la población es una población muy variada. Es un departamento de migrantes, básicamente, tanto de Perú como de otros países que van en busca de mejores condiciones y oportunidades de vida, al ser esta una región bastante rica por los recursos que posee. De hecho, está catalogada como la «Región de la biodiversidad del Perú», precisamente por todo lo que tiene: parques nacionales, zonas de reserva, una amplia flora y fauna y es un centro bastante interesante para el turismo de aventura sobre todo.
Actividad de Cáritas Madre de Dios, en la Amazonía peruana
¿Cuáles son los principales problemas con los que conviven las personas que habitan esta zona de Madre de Dios?
Pues al ser una región bastante rica por recursos es muy llamativa para aquellas personas que desean ir precisamente a explotar los recursos, sobre todo oro y madera, que son las dos actividades más fuertes que forman parte importante del PIB de la región. Pero claro, no hablamos de una minería formal, sino de una minería informal e ilegal. Y en el caso de la madera pasa lo mismo. Esto ocasiona que se den muchos conflictos socioambientales que afectan sobre todo a población indígena. Entonces, a raíz de otorgamiento de derechos a terceros, como la actividad se realiza en territorio indígena, debidamente titulado, se genera mucha confrontación entre estos sectores. También se ve afectada la población que se dedica simplemente a la agricultura, o campesinos. Como toda actividad ilegal, trae consigo otros problemas sociales: trata, tráfico de personas, amenazas, extorsión. Es una realidad, un panorama, muy complejo, porque al no haber medios de vida que el Estado otorgue a la población, muchas personas se dedican a estas actividades ilegales para obtener recursos, y básicamente su subsistencia depende de ello. Cáritas viene realizando desde hace tiempo diversos proyectos para poder otorgar a las comunidades medios de vida y que, así, ellos puedan desarrollarse desde sus prioridades y su cosmovisión indígena.
¿Cómo actúa el Estado ante estas actividades ilegales, que tantos problemas conllevan?
Bueno, al ser una región muy alejada de la capital, no se cuenta con una gran presencia del Estado. Sí en la capital de la región, que cuenta con mayores servicios, claro. Servicios básicos. Pero las comunidades que están más alejadas no tienen acceso a ellos. Son muchas las que no tienen acceso a salud, a educación y ni siquiera cuentan con un sistema de saneamiento o acceso al agua segura, que es lo más importante. Son muchas las limitaciones que tienen. Existen normas para regular estos procesos, pero pero lastimosamente no hay una debida intervención ni aplicación de la norma y estas, digamos que se van modificando o se van aplazando, pues hablamos de actividades que mueven mucho dinero a nivel de la región, a nivel del país y el proceso de formalización o de la ejecución de las normas como están establecidas es mucho más difícil y eso también va de la mano con los altos índices de corrupción.
Claro, es decir que hay muchos intereses creados que no permiten un control adecuado frente a esas actividades. Y ¿cómo ayuda Caritas en este sentido? ¿Cuál es la labor que se lleva a cabo allí?
Pues desde Cáritas y dentro del carisma que tenemos, que es apoyar a quienes más lo necesitan, a la población más vulnerable, se vienen desarrollando diversos proyectos. Con Cáritas Oviedo venimos desarrollando ya un proyecto que nos acompañan desde hace años. Este proyecto va dirigido a comunidades indígenas, exclusivamente a nueve comunidades indígenas con las cuales trabajamos tres líneas: una es el fortalecimiento de los líderes comunitarios de las comunidades con la finalidad que ellos puedan entender y comprender que sus derechos son aplicados y la exigencia de los mismos, que puedan solicitar el acceso a servicios básicos y que el Estado cumpla con sus funciones. Una segunda línea de intervención sería en el fortalecimiento de las organizaciones, que ellos puedan mostrar la vulneración de sus derechos a través de informes documentados, y hacerlo en espacios donde se puede escuchar su voz para poder tener una respuesta. Y estamos trabajando un tercer eje que es en torno a sus propios medios de vida, como otorgar a las comunidades herramientas para que puedan desarrollar emprendimientos basados en sus actividades tradicionales, de tal manera que puedan generar con ello ingresos. Nosotros lo llamamos el fortalecimiento de la economía indígena, que es que continúen haciendo lo que siempre han hecho, pero mejorando las condiciones, perfeccionando algunas técnicas, ampliando también su ámbito de intervención para que de esta manera ellos puedan tener un mercado y puedan generar ingresos para que sea mucho más sostenible su vida en las comunidades.
¿Qué necesidades tendríais ahora mismo? ¿Cuáles son vuestros próximos objetivos?
Creo que los procesos de fortalecimiento son importantes, continuar formando y fortaleciendo lo que ya se tiene, generar estos espacios seguros donde ellos puedan dar a conocer su realidad y puedan también dar a conocer sus propuestas desde estas prioridades que hablábamos en un momento.
Y luego es proporcionar medios de vida. Un líder indígena que defiende su territorio, que defiende los derechos de su pueblo, también necesita recursos para poder sostenerse. Entonces creemos que es una cadena que tiene que ir vinculada al desarrollo, pero a un desarrollo desde su perspectiva.