El Redentor de Cimadevilla, «una de las devociones más populares y antiguas de Gijón»

Publicado el 07/03/2025
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El Redentor de Cimadevilla, «una de las devociones más populares y antiguas de Gijón»

Como todos los primeros viernes del mes de marzo, la capilla de la Soledad del barrio de Cimadevilla, en Gijón, comienza a tener visitas desde bien temprano. A las diez de la mañana se celebra la eucaristía, donde la mayor parte de los asistentes han de quedarse de pie, en la calle, debido a las pequeñas dimensiones de esta, y a partir de ahí será un goteo constante de devotos que, hasta las nueve de la noche ininterrumpidamente, acudirán a venerar a quien hoy celebra su festividad: el Cristo Redentor de Cimadevilla, también conocido como el Cristo de Medinaceli.

Se trata de una réplica del Cristo de Medinaceli de Madrid, y el párroco de San Pedro de Gijón, Javier Gómez Cuesta, opina que posiblemente fueron madrileños que vinieron a vivir a Gijón quienes trasladaron a la ciudad esta devoción, en torno al siglo XVIII. La fiesta es el mismo día, también a él se le piden tradicionalmente tres gracias o favores, y también durante todo el día se forman colas para el conocido como «besamanos», que después de la pandemia se ha convertido generalmente en una reverencia solemne delante de la imagen.

Eucaristía en la fiesta del Redentor de Cimadevilla, capilla de la Soledad. Foto: @SemanaSantaGijon

«Es una de las devociones más populares, antiguas y acendradas del pueblo. El Cristo representa la escena del Ecce Homo del Evangelio, a Jesús con las manos atadas presentándole Pilatos al pueblo. Normalmente se celebra la eucaristía por la mañana, con el coro Voces de Cimadevilla, que es un coro propio de este barrio, y es que Cimadevilla es como un pequeño pueblo dentro de Gijón. Son ellos los que interpretan la música tanto de la fiesta del Cristo como  de la Virgen de la Soledad, también se encuentra en esta capilla y la gente le tiene mucha devoción. Durante todo el día acude la gente, viene y a veces hasta dejan peticiones o gracias concedidas escritas en un papel debajo de la imagen. Es la tradición popular. Los pueblos tienen cada uno su forma de ser y de expresarse, incluso de relacionarse con el Señor y aquí concretamente tienen su devoción particular, expresada de forma muy sencilla, confiada e íntima. Da gusto ver el rostro de las personas cuando miran la imagen del Redentor, que aquí se le conoce así, el Redentor de Cimadevilla, no el Cristo de Medinaceli».

La imagen actual no es la original, que fue quemada durante la guerra. La primitiva era de Fernández de la Vega, un importante imaginero de Gijón, discípulo de Gregorio Fernández. «Al finalizar la guerra, como la devoción estaba muy viva, pronto el párroco encargó otra imagen y la realizó un imaginero gallego, Manuel Cajide, que es la que hay ahora», explica Javier Gómez Cuesta, que recuerda que «aunque se trata de una réplica de la devoción al Cristo de Medinaceli de Madrid, ha calado tan hondo entre la gente de Gijón que la viven como si fuera propiamente suya. Con modalidades muy propias de Cimadevilla, sin ese boato de Madrid, es algo muy íntimo, y más en la Capilla de la Soledad, uno de los rincones de la ciudad donde mucha gente va a hablar con el Señor, a cualquier hora del día».