La Semana Social de la Unidad Pastoral de Llaranes del año 2023 fue el punto de partida del que, un año después, se convirtió en el primer Centro de Escucha perteneciente a la Red nacional de los centros de San Camilo que existe en la diócesis. Su entonces párroco, Segundo Fernández Arias, planteó a los asistentes propuestas de futuro para la zona y, entre las distintas respuestas, se encontró la apertura de un centro con estas características. Después de doce meses de funcionamiento, el Centro de Escucha de Cáritas Llaranes-El Pozón abre su segunda sede en Asturias, concretamente en Gijón, en la parroquia de Santa Olaya del barrio del Natahoyo.
Su responsable, Verónica Sánchez Lastra, explica que este tipo de centros nacen «con el objetivo de atender a las personas y acompañarlas cuando están pasando por momentos de sufrimiento, dificultad personal o muerte de un ser querido, por ejemplo, y en ellos se les ofrece acogida, comprensión y orientación para poder afrontar estas situaciones».
La iniciativa, totalmente gratuita y abierta a todo el mundo, se lleva a cabo gracias a los voluntarios que colaboran en ella, que tienen una formación específica. «Este centro pertenece a la red nacional de Centros de Escucha San Camilo, cuya sede se encuentra en Tres Cantos (Madrid) -explica Verónica Sánchez Lastra-. Todos ellos son dependientes del Centro Humanizador de los religiosos Camilos, que es el que regula todo y con quienes tenemos firmado un convenio. Desde el momento en que iniciamos la idea, nos empezamos a preparar con ellos. Contamos con cinco voluntarios de nuestra Cáritas parroquial que tienen formación en counseling, relación de ayuda, acompañamiento en los procesos de duelo etc. Una formación que hemos ido recibiendo gracias a los profesionales de San Camilo. Estos profesionales han ido valorando nuestra capacidad y aptitud ante el acompañamiento y nos respaldan con una formación continua y supervisiones de todos los casos en los que estamos trabajando».
Para sus voluntarios, con esta iniciativa se ofrece un servicio, una «herramienta para la acogida y el encuentro», tal y como lo definen, porque «todo el mundo pasa en algún momento por situaciones de sufrimiento y dificultad personal». En este sentido no es necesario ser feligrés de la parroquia o ser creyente. «Es un servicio abierto a todos los que lo soliciten», recalcan.
En su primer año de vida, desde el Centro de Escucha de Llaranes han acompañado a siete personas de edades comprendidas entre los cuarenta y los setenta años, con problemáticas diversas como problemas familiares, duelo, suicidios, y «soledad, mucha soledad», destacan. Consideran que para su corta existencia el balance «es muy positivo» y precisamente con este motivo ha surgido la posibilidad de la apertura de la «segunda sede» en Gijón, donde más personas podrían hacer uso de este servicio gratuito, para «todas aquellas personas que quieran ser escuchadas» y también, para que puedan colaborar «aquellos que valoren el arte de escuchar y que estén dispuestas a prepararse para realizar este voluntariado, puesto que requiere una formación específica», explica su responsable en Asturias. Un esfuerzo que merece la pena porque, afirman, «es muy gratificante ver cómo las personas van mejorando según acuden a nosotros».