Unas 250 personas llenaron la Catedral de Oviedo en la tarde del domingo, 13 de septiembre, para asistir a la celebración de las Sagradas Órdenes de un nuevo sacerdote y cinco diáconos –tres de ellos, permanentes– para la diócesis. El templo se fue llenando desde una hora antes del comienzo del acto religioso, ya que la situación sanitaria obligaba a llevar un estricto control de seguridad, con toma de temperatura incluida.
El diácono Miguel Vilariño, de 27 años de edad, iba a ser ordenado presbítero, y los seminaristas Marcos Argüelles y Arturo José Matías, de 28 y 46 años de edad respectivamente, diáconos transitorios. En la misma celebración, los laicos José Luis García (56 años), Alfredo Jesús García (58) y Antonio Huélamo (62), los dos primeros casados y padres de familia, y el último, soltero, serían ordenados diáconos permanentes.
Como novedad, impuesta por la pandemia, no estuvo presente en su totalidad la Schola Cantorum para acompañar musicalmente a la liturgia, pero eso sí, el acto pudo verse en directo on line, a través del canal de YouTube del Arzobispado de Oviedo.
En su homilía, el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, recordó que, al igual que a los niños de Primera Comunión, o a los novios, «estos seis hermanos han sufrido igualmente el traslado del esperado día durante tantos años en sus vidas, las de sus comunidades cristianas, sus familias y amigos, y toda nuestra Iglesia diocesana», y afirmó que «siempre que tengo el inmerecido regalo regalo de ordenar a unos hermanos, para mí representa un momento de gracia también, en donde le pido a Jesús Buen Pastor, que lo que por mis pobres manos y mis labios orantes van a recibir ellos por el ministerio de la Iglesia que secunda el mandato de Jesús a través del tiempo, no lo ofrezca como un sórdido cauce que no tiene nada que ver conmigo. Muy por el contrario, que lo que en esta tarde vivimos con la emoción agradecida de una gracia que de Dios proviene, nosotros los ya ordenados, y yo el ordenante, podamos renovar lo que en nuestro momento unos y otros fuimos recibiendo».
Mons. Sanz manifestó que «estos seis hermanos que con diferente camino y con distinto ministerio reciben este domingo la ordenación sagrada, no son personas que hayan obtenido un cargo tras ganar unas oposiciones o ponerse en la fila de una bolsa de trabajo, o personas que se empeñan en ejercer esta vocación simplemente por la pretensión de sus decisiones, sino que han recibido una llamada que han ido poco a poco discerniendo con la Iglesia, para decir sí a una vocación que significa servir a Dios y a los hermanos. Habrá luces que Dios enciende y que alumbrarán en el candelero de su entrega para las penumbras de tanta gente. Habrá gracia que el Señor regala y que repartirá con las manos de estos hermanos ordenados. Habrá paz que nace del Corazón de Dios y que ellos pondrán en las desesperanzas de tantas personas. Bienvenidos estos seis hermanos para ejercer su ministerio entre nosotros, como una Iglesia viva que sigue viendo crecer a sus hijos en el servicio concreto a los demás, secundando lo que Dios a cada uno da como sus instrumentos de la fe, el amor y la esperanza». (Homilía completa)