“Aprenden a ser mejores pasándolo bien”

Publicado el 02/10/2020
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“Aprenden a ser mejores pasándolo bien”

Marga Ortiz es la directora técnica del Club Montealegre de Oviedo que celebra su 50 aniversario

¿Cómo nace el club Montealegre?

En 1969 un grupo de padres se da cuenta que hay un ámbito el del tiempo libre que es aprovechable a la hora de formar a sus hijas en distintos aspectos. Era un proyecto pionero porque entonces no había todas las actividades extraescolares y de tiempo libre que hay ahora. Su objetivo es la formación integral de las niñas, desde el punto de vista humanista cristiano, que se lo pasen bien aprendiendo a ser mejores. El proyecto, que está abierto a todas las jóvenes que quieran participar, se apoya en la colaboración con los padres y en la orientación personal, porque cada persona es singular, con actividades y con una monitora que va siguiendo  ese proceso de crecimiento. Es un aprendizaje que suma porque nuestra idea es crear un espacio en el que las niñas se conozcan a sí mismas, vean sus potenciales y los fomenten, y que también mejoren donde son quizá más débiles, pero que ellas mismas sean las protagonistas de ese proyecto de crecimiento. Siempre adaptado a sus necesidades y edad.

¿Qué actividades se realizan?

El estudio es la actividad de los jóvenes, es su trabajo y le damos mucha importancia a ese aspecto. Se imparten también técnicas en ese sentido adaptadas a sus particularidades para que tengan un mejor rendimiento. Todos los viernes tenemos distintas actividades: pintura, teatro con el que he visto mejorar mucho a niñas que son más tímidas o introvertidas, ballet o distintas disciplinas deportivas. Hemos hecho también un aula de mascotas y les ha encantado. Organizamos además actividades extraordinarias los fines de semana que pueden ser hacer surf, tirolina, etc. y en Semana Santa y verano se hacen campamentos de distinta temática adaptados a las edades de las niñas, a lo que van precisando.

Siempre con la implicación de las familias que son una pieza clave. Como les digo a los padres que tienen ahora hijos en edad del club ellos son los que saben qué actividades son buenas para ellos.

¿Y también de pastoral?

La pastoral es muy práctica. Las niñas te piden creatividad y para ello llevamos a cabo por ejemplo el método del caso: “Mamá te pide que la ayudes, ¿y tú cómo reaccionas?”. Ellas son capaces ver con espíritu crítico lo que habría que hacer, pero que no se hace a veces por pereza. La piedad es también una parte de nuestra formación, nuestro fondo es cristiano y ahí está Dios y queremos que las niñas sean amigas de Jesús y que sepan que Dios está en su vida.

¿Cómo es la relación con las jóvenes que han pasado por el club?

A mí me hizo mucha ilusión una foto que salió en el periódico el año pasado cuando comenzamos con los actos del aniversario en la que se veía a una señora con sus hijas y sus nietas que todas habían sido parte de Montealegre. Es impresionante pensar que tú estás formando personas que su día a día van a vivir valores que has estado trabajando con ellas, es un proyecto muy ambicioso. He visto casos de niñas que han mejorado mucho en algún aspecto de su vida con una monitora que ha estado pendiente de ellas. Además del valor de la amistad que tanto se vive también. Es otra forma de trabajar que sí recoge frutos.

A pesar de la pandemia, ¿se ha podido realizar alguna celebración por el cincuenta aniversario?

En marzo estaba prevista una misa en la Catedral en la que queríamos reunir a todas aquellas personas que habían tenido relación con el club. La situación lo impidió, pero no hemos dejado pasar el año y esta tarde a las siete en la Catedral tendremos la celebración presidida por el Sr. Arzobispo a la que está invitado todo el mundo que nos conoce y que ha pasado por Montealegre porque sin ellos no hubiese sido posible.

Hemos presentado un proyecto de voluntariado muy bonito que se basa en la idea de que todo el mundo que tenga sesenta minutos puede ayudar. Comenzó como un proyecto de acompañamiento que con el covid se debió cambiar y ahora se está haciendo otro, en colaboración con la Cocina Económica, de preparación de bolsas y comida para llevar los sábados y domingos. Se busca que los viernes que es cuando se hace el reparto haya familias que se impliquen y hagan la cantidad de bocadillos que puedan. No todo el mundo puede ir a la Cocina Económica o buscar a personas que necesiten esta ayuda, y este tipo de voluntariado también es necesario.