En la eucaristía de inauguración del Jubileo de la Santa Cruz, Mons. Bernardito Auza, Nuncio Apostólico en España, afirmó que “El Santo Sudario es el lienzo más preciado de la cristiandad, junto con la Sábana Santa de Turín”. Fue una frase impactante, y quizá no le damos la relevancia que se merece.
Realmente tenemos ahí la sangre del Señor, sangre viva, como dicen los peritos, y sangre muerta. Es, en definitiva, la entrega del Señor que nos recuerda precisamente lo que le hemos costado.
El Santo Sudario venía, entre otras reliquias, en el Arca Santa cuando fue trasladada con la huida de los cristianos. Primero, huían de los persas, vinieron al norte de África pasando a España, por Cartagena y pararon en Toledo, que era entonces la capital del reino visigodo, reino cristiano por otra parte, y ahí estuvieron un tiempo, pero la invasión musulmana continuaba y los grupos de cristianos más solventes y más capaces huyeron al norte, precisamente para defender lo que ellos vivían y para salvaguardar esos “recuerdos de familia”, como eran las reliquias, tan valiosos.
El “Sudarium Domini” se expuso para la veneración de los fieles a partir del siglo XI. En seguida se estableció un pequeño protocolo para bendecir con él tres días al año, pero también se hacía en situaciones especialmente delicadas para la ciudad, como las grandes pestes.
A lo largo de la historia siempre se ha seguido venerando y, de hecho, se sabía que se encontraba en la Catedral de Oviedo, pero no era muy conocido. A finales del siglo XX Mons. Giulio Ricci, estudioso de la Sabana Santa, llegó a Asturias. Conocía el lienzo, pero quería saber de qué categoría era. Al estudiarlo, quedó admirado y pidió permiso para comenzar a investigarlo a fondo. Mons. Gabino Díaz Merchán, entonces Arzobispo de Oviedo, se le concedió, igual que el Cabildo, y desde entonces hay investigadores de diferentes áreas científicas como químicos, médicos, biólogos, ingenieros etc. que están en permanente contacto con el lienzo. En los estudios se ha descubierto que efectivamente puede ser el paño que cubrió el rostro de Jesús. En realidad, ellos nunca asegurarán de manera absoluta que se trata el Sudario de Jesús, pero sí que podría ser, por todas las características que se han encontrado.
Aquí hemos venerado pacíficamente esta reliquia durante todos estos siglos. Cada vez estamos más seguros de que efectivamente esa es la sangre del Señor.
Como medida excepcional, en este 1200 aniversario de la dedicación de la Catedral, el Cabildo ha decidido exponerlo a diario a lo largo de la Perdonanza.
Sí, habitualmente se expone el 14 y el 21 de septiembre –además del Viernes Santo–, pero este año hemos visto que sería prudente hacerlo todos los días.
Sabemos que para su conservación no es lo mejor, pero valía la pena hacer este pequeño esfuerzo cuando por otra parte ya iba a estar descubierto toda la semana en la Cámara Santa. Este año, al igual que el pasado, ya no pueden subir grupos grandes a Cámara Santa, mientras que antes, durante el Jubileo, se invitaba a subir después de la misa para venerarlo. De esta manera, sale el Santo Sudario al presbiterio, para que todo el mundo pueda contemplarlo y rezar ante él.
A pesar del protagonismo que adquiere el Santo Sudario durante la Perdonanza, en realidad el reclamo inicial de este Jubileo no fue él, sino las cruces.
Sí, los comienzos del Jubileo se remontan al siglo XV, y la bula que concede este Jubileo a la Catedral de Oviedo hace referencia a las cruces, sobre todo la Cruz de los Ángeles, que es del año 808, y por eso se titula así, Jubileo de la Santa Cruz, que tiene como objetivo tener la oportunidad de contemplar el misterio de la cruz y situarnos en esa perspectiva para enriquecer nuestra vida cristiana. En el año 1982, el Papa Juan Pablo II renovó el Jubileo hasta 1985, por tres años, para comprobar si podía ser indefinido. Era una prueba y al finalizar se vio que era muy útil para la vida de los cristianos aquí en Asturias, por lo que se pidió que fuera indefinido, de tal manera que comenzó a celebrarse anualmente desde ese mismo año.
Otro cambio que tuvo lugar fue el darse cuenta de que el gesto de bendecir con el Santo Sudario desde el balcón que había en el crucero de la Catedral era insuficiente, ya que el templo se llenaba y podía verlo poca gente. Así que pedimos poder bajarlo al presbiterio. Además, en el año 2014 se introdujo el Santo Sudario en una vitrina que pesa 22 kilos, con un gas inerte que hace que se mantenga permanentemente con la misma temperatura y mismo grado de humedad. Eso hace que sea imposible bendecir con él, por el peso, pero sí se muestra para la veneración de los fieles, mientras se suele cantar el miserere y se alarga un poco la estancia en el presbiterio para que la gente pueda circular y acercarse.
¿Cómo están viviendo desde el Cabildo este 1200 aniversario de la consagración de la Catedral?
Pues con gratitud: 1200 años son muchos años, en los cuales la Catedral de Oviedo ha sido la Iglesia madre en toda Asturias, cabeza de la diócesis. Este aniversario nos permite además agradecer y encomendar a todas las generaciones de sacerdotes y canónigos que han vivido y entregado su saber y su entender para que la Catedral estuviera cada vez más resplandeciente. Es una gran alegría y por tanto procuramos darle un cierto realce y un subrayado especial, como todas las actividades que estamos llevando a cabo este año, para subrayar este aniversario tan pleno de la Catedral y su dedicación al Salvador y a los Doce Apóstoles.