El pasado mes de junio se anunciaba la reapertura del albergue de Valdediós para los peregrinos del Camino de Santiago. Desde ese momento un goteo constante de peregrinos de todos los rincones del mundo han ido apareciendo por el Conventín. Hacemos un balance de lo que han supuesto estos días estivales en el renovado albergue, con su coordinadora, Loreto Pérez de la Fuente.
¿Cómo valoráis estos primeros meses?
Estamos muy contentos de cómo está yendo todo. El equipo también está muy contento y sobre todo, los peregrinos nos transmiten lo a gusto que están en Valdediós: esa serenidad, ese recogimiento, esa paz que se respira en un monasterio y lo cómodos que están allí.
El albergue estuvo abierto, luego se cerró. ¿Qué reformas habéis para darle un aire nuevo y abrir otra vez?
Un poco de pintura siempre es necesaria y después, el mantenimiento lógico de todo lo que es fontanería, electricidad, etc. Hemos reubicado las camas para que el peregrino, no solo tenga la opción más común en los albergues, que es una habitación común con baños compartidos, en la cual en nuestro caso, en vez de 22 camas, hemos dejado 12, sino que nos hemos llevado esas literas a las habitaciones de la antigua hospedería. Allí, en la hospedería, cada habitación tiene su propio baño, de tal forma que hay opción también de habitaciones individuales, dobles, triploes o cuádruples. El peregrino puede escoger, a precio de peregrino, lo que prefiere. Y todo, siempre, con la cena y el desayuno del día siguiente incluido.
¿Qué tiene de especial este albergue?
Según las impresiones que nos dan los peregrinos, nos dicen que es un lugar único, muy especial, lleno de serenidad, de paz y de sosiego. También es cierto que tenemos poca cobertura en el móvil así que a lo mejor eso también ayuda. Además hemos abierto un porche precioso que se asoma a un prado enorme con árboles frutales, donde los peregrinos pueden cenar y desayunar en comunidad, recordando un poco esa vida monástica.
Es curioso que, partiendo de cero, desde el primer día habéis tenido peregrinos.
Sí. Creo que el boca a boca funciona muy bien entre los peregrinos y por supuesto hemos contado con el apoyo y la difusión de las aplicaciones que utiliza el peregrino aquí en España para ir pernoctando.
¿De dónde procede la mayoría?
La mayoría vienen del extranjero. Y de lugares tan dispares como Estados Unidos, Turquía, Alemania, Polonia, o incluso Nueva Zelanda. Esto último a mí me llama muchísimo la atención. El Camino de Santiago no tiene fronteras.
Las motivaciones, entiendo, son variadas. Algunos vienen en una verdadera peregrinación, un camino de fe, pero otras personas lo hacen por una cuestión personal, pero no trascendente.
Sí, pero es curioso porque a última hora del día, antes de la cena, abrimos el bajo coro de la Iglesia de Santa María de Valdediós y les encendemos las luces y allí pueden tener si quieren un momento de recogimiento, de oración, de tranquilidad y de pausa antes de la cena. Desgraciadamente, al no tener una comunidad religiosa en el monasterio, no podemos tener eucaristía diaria, pero puedo decir que he visto a muchas personas emocionarse en ese momento especial, y acercarse a mí y explicar que no son creyentes, pero que sienten algo muy especial en ese lugar. Está siendo una experiencia muy bonita, donde comprobamos que en el Camino, da igual cuál sea tu estado, todos son uno, y nadie es más que un hombre y una mochila.