10 de noviembre: Día de la Iglesia Diocesana

Publicado el 08/11/2024
Share on FacebookTweet about this on TwitterEmail this to someonePin on PinterestPrint this page
10 de noviembre: Día de la Iglesia Diocesana

Este domingo la Iglesia celebra el Día de la Iglesia Diocesana. Es una jornada donde volvemos la mirada hacia nuestra Iglesia más cercana, la de nuestras parroquias, nuestra diócesis concreta para ver cómo podemos ayudar, cómo hacer Iglesia todos juntos desde nuestra aportación económica, pero también nuestro tiempo y nuestras cualidades.

Este año se ha querido poner el foco en la vocación, ya que el próximo mes de febrero va a tener lugar un Gran Congreso Nacional sobre las vocaciones y en esta línea se ha puesto como lema de la campaña “¿Y si lo que buscas está en tu interior?” La intención es valorar y profundizar en la idea de que responder a la vocación de cada uno, a la llamada de Dios, resulta transformador e invita a vivir con autenticidad, compromiso y plenitud. Esto inevitablemente recae de manera positiva en la Iglesia. Cada uno desde su propia vocación pone sus dones al servicio de la Iglesia y de la sociedad.

Hablamos con Rosario Álvarez, Jefe Administrativa de la Administración Diocesana, con más de 25 años de experiencia en Asesoría Fiscal y Contable.

¿En qué consiste tu trabajo?
Mi labor consiste en ayudar al Administrador diocesano en la gestión económica de la diócesis, con el resto de compañeros. Se prepara y gestiona el presupuesto para el sustento de sacerdotes, la seguridad social e impuestos. También hacemos contabilidad y seguros. Obras, contratos, donativos, patrimonio… Siempre tratamos de ayudar a los párrocos en dificultades que se les presentan con las compañías eléctricas, de telefonía, los bancos, ayuntamientos, robos…
Ahora mismo una compañera está organizando y llevando la contabilidad digital a las parroquias para facilitarles el trabajo y ganar en transparencia.
Es como cualquier hogar o empresa que debe organizar y administrar su economía, pero a lo grande.
Recordemos que la diócesis tiene 932 parroquias y además con características diferentes: unas rurales, con apenas media docena de feligreses, otras urbanas, con miles, muchas con un patrimonio cultural muy importante a cuidar, o con cementerios, con Cáritas, con comunicaciones difíciles, esa es un poquito la labor.

Rosario Álvarez

¿A qué se destina el dinero que se recaude estos días con la colecta de la Iglesia diocesana?
En nuestro caso se incluye en el presupuesto de la administración diocesana y se destina a los gastos que debe afrontar la diócesis. Un ejemplo son las ayudas para obras en las iglesias, capillas, rectorales, para el sustento de los sacerdotes, del Seminario y la Casa Sacerdotal. Con ello se pretende sostener la Iglesia del presente atendiendo a nuestros mayores y a las nuevas generaciones. Las actividades de la diócesis no buscan lucro y en general son deficitarias.
Ahí la colecta de la Iglesia diocesana es importante porque contribuye de alguna manera a cubrir estas necesidades. Además, al juntarse las colectas de todas las parroquias de toda Asturias, nos da la oportunidad de que las parroquias más pudientes y aquellas menos favorecidas hagan una verdadera comunidad de bienes.

Esto en cuanto a la colecta del Día de la Iglesia Diocesana, pero ¿de dónde sale el dinero que obtiene la Iglesia en Asturias?
La verdad es que más de la mitad de nuestros ingresos nos llega de la X en la Declaración de la Renta. Es una opción que da la oportunidad al declarante de ayudar a las necesidades de la Iglesia sin coste añadido para él. Es decir, marque la X o no la marque, le va a salir lo mismo a pagar o a devolver.
Otros ingresos son los donativos que permiten ayudar a la Iglesia y a la vez el donante puede recuperar hasta 8 de cada 10 euros entregados. También son importantes los legados que nos dejan los feligreses y que pueden consistir en propiedades o en dinero en cuentas corrientes.
También contribuye, por ejemplo, el Principado de Asturias para obras en iglesias, que son Bienes de Interés Cultural, a través de subvenciones que hay que justificar y ajustarse a la legalidad vigente, claro.

Y al contrario, ¿hacia dónde se va el dinero de la Iglesia? ¿En qué se invierte?
La mayor parte se la lleva el sustento de los sacerdotes, ellos son nuestros cuidadores espirituales y también en casos necesarios de nuestro cuerpo a través de las Cáritas. Otra partida muy importante se destina al mantenimiento y reparación de las iglesias, de las rectorales, de bienes culturales. Las actividades pastorales también se llevan parte del presupuesto. Y la gran relevancia también de las actividades existenciales que se canalizan a través de las distintas Cáritas. Vemos en estos momentos la respuesta de la iglesia en Asturias con colectas específicas para los damnificados por la DANA por ejemplo.

¿Qué se hace con los bienes vacíos, por ejemplo, en aquellos pueblos donde ya casi no quedan habitantes y no hay un sacerdote viviendo?
Como mi familia procede de la zona rural, conozco esa realidad. Desde fuera no se entiende que haya viviendas vacías y lo fácil es decir que mejor se entreguen a personas necesitadas. Pero desde dentro me he dado cuenta de que eso es “pan para hoy y hambre para mañana”. Los que mejor gestionan las necesidades materiales de las personas con dificultades son las Cáritas, al nivel que sea: parroquial, arciprestal o diocesana.
Ellos tienen mecanismos para evaluar y proponer la mejor solución a cada caso, promover la integración social, educativa, etc. Desde Administración diocesana, ¿qué se hace con estas casas entonces? Pues se trabaja para aprovechar ese patrimonio inmobiliario. Por ejemplo, se ha hecho un inventario de casas rectorales, que es muy importante saber de lo que estamos hablando, qué cantidad o cómo están. Se ha reforzado la plantilla del Departamento de Patrimonio para estudiar y dar la mejor respuesta a cada caso concreto. Se habla con el párroco y se propone la venta o el alquiler y con esos recursos que se reciben en la Administración Diocesana se cumple el fin último de estas casas que era proporcionar vivienda al sacerdote o incluso facilitar el sustento a través de en su día el cultivo de tierras. En la medida en que se obtengan más ingresos, más actividades podemos desarrollar desde la Iglesia en Asturias.