Este viernes 7 de septiembre ha tenido lugar la clausura de la Novena en honor a Nuestra Señora de Covadonga. En esta ocasión, el encargado de predicar en ella ha sido el Cardenal Antonio Cañizares, Arzobispo de Valencia y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española. Junto a él, nuestro Arzobispo, Mons. Jesús Sanz, acompañado también por el Obispo de León, Mons. Julián Martín, el Obispo de Astorga, Mons. Juan Antonio Menéndez y el Obispo Auxiliar de Madrid, Mons. Juan Antonio Martínez Camino, que estarán también presentes en la eucaristía de la fiesta de Nuestra Señora de Covadonga.
Al comenzar la misa, que estuvo acompañada por la Escolanía del Santuario, Mons. Jesús Sanz quiso recordar que tal día como hoy se celebra «el aniversario de la dedicación de esta Basílica, que tuvo lugar un 7 de septiembre de 1901». Además, explicó a los presentes que mañana se clausurará el Año Jubilar, y que «la gracia jubilar tiene cuatro gestos en las indicaciones que nos señala la Iglesia para lucrar el Jubileo: el primero es pasar por la Puerta Santa, que en nuestro caso tiene forma de Santa Cueva». «A este primer gesto le sigue la recitación del Credo –afirmó– síntesis de nuestra fe cristiana que durante siglos han profesado los santos y han dado vida los mártires». Y añadió, también es necesaria la oración por el Papa: «en un momento incierto, delicado, confuso, hemos de pedir de corazón por el Santo Padre, filialmente y con sentido de Iglesia sabiendo que, pidiendo por él, sus intenciones y su ministerio, estamos pidiendo por la Iglesia entera». «La última indicación –añadió– consiste en la confesión de los pecados. Celebrar el sacramento de la penitencia es reconocer que la vida es mejorable y que estamos muy a distancia de la santidad a la que fuimos llamados» «Cuatro gestos sencillos –dijo– como indicaciones en donde nuestra libertad expresa que pedimos y esperamos una gracia jubilar».
En su homilía, Mons. Cañizares recordó que «estamos ya finalizando la Novena a la Santísima Virgen de Covadonga, la Santina. En este Año Jubilar, centenario de su Coronación le estamos diciendo estos días que buscamos amparo bajo su protección como Madre del Salvador e imploramos confiados su intercesión ante los desafíos del futuro que nos esperan». «Así –dijo– postrados ante Ella en un mundo azotado, maltrecho, con la secularización, la increencia, la indiferencia, el relativismo moral y religioso, el crecimiento del neopaganismo que se ha instaurado en la sociedad, le pedimos esperanza y caridad de tal manera que al ver en nosotros los hombres esa fe, esa esperanza y esa caridad comprendan cuál es el gozo y plenitud que Su Hijo ha traído a todos los hombres». Además, el Cardenal pronunció unas palabras de San Juan Pablo II en el Jubileo de los Obispos, cuando manifestaba que «somos hombres y mujeres de una época extraordinaria. Tan apasionante como rica en contradicciones. La Humanidad hoy puede hacer de este mundo un jardín o reducirlo a un cúmulo de escombros. Hoy como nunca en el pasado la salvación está solo y enteramente en el Hijo que nace de Santa María, Jesús».
Finalmente, el Arzobispo de Valencia encomendó ante la Virgen » a todos los hombres, comenzando por los más débiles, a los niños que no han visto la luz o que han nacido en medio de la pobreza, a los jóvenes hundidos en la desesperanza, por la droga o la violencia, a los hombres que no tienen trabajo, a los ancianos que carecen de asistencia, a los hombres sin trabajo, a los enfermos, los marginados y los emigrantes, los desplazados de sus países y de manera muy especial a los que no creen y los pecadores alejados de Dios».
Entre los asistentes a este último día de la Novena se encontraba un grupo de Confer diocesana, así como un buen número de jóvenes que posteriormente se quedaron a celebrar la tradicional Vigilia.
Mons. Juan Antonio Martínez Camino, Obispo Auxiliar de Madrid; Mons. Julián López, Obispo de León y Mons. Jesús Sanz, Arzobispo de Oviedo