Este domingo celebramos el II del Adviento, y con él la segunda reflexión en vídeo de nuestro Arzobispo, Mons. Jesús Sanz Montes, donde explica que nuestro corazón «no nos engaña» cuando «sueña un mundo diferente al que cotidianamente nos asomamos: cuando las cosas se tuercen en los recovecos de la mentira, o cuando nuestros senderos se hacen altivos por la soberbia, acabamos por pensar que las cosas son así provocando una resignación que llena de tristeza nuestros días».
«Pero todo lo caótico cederá –explica– para dar paso a una ciudad buena y bella según el proyecto de Dios. No ha llegado a su plenitud deseada, pero hay signos suficientes como para creer sin ingenuidad que lo nuevo ya ha comenzado. Esa tierra nueva es Jesucristo y su reino. Y esto es lo que volvemos a reconocer al llegar la oportunidad de gracia de un nuevo Adviento: que nuestros entuertos se pueden enderezar y las altiveces aprenderían a entrar en humildad, para acoger al que todas las fibras de nuestro ser no saben dejar de esperar. Cielo y tierra nuevos que han comenzado ya en nuestra pequeña biografía, en el suelo que pisan nuestros pies y en el mundo que logran abrazar nuestros brazos».