«La vida de la Iglesia produce constantes noticias»

Publicado el 02/11/2018
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«La vida de la Iglesia produce constantes noticias»

Jorge Juan Fernández Sangrador acaba de publicar su libro «El hecho religioso diario. Trazos de periodismo cultural» (Ed. PPC)

Este libro es una recopilación de los artículos que durante algo más de un año ha ido publicando en el diario La Nueva España. ¿Qué motivación le llevó a compartir con los lectores estas columnas de opinión?
Principalmente la invitación de la directora de La Nueva España, que insistió y me manifestó varias veces el deseo de que colaborase con el periódico. Ya lo había hecho en varias ocasiones con algunos periódicos de tirada nacional y ella pensó que podría prestar este servicio también en Asturias y en otros periódicos que forman parte del grupo Prensa Ibérica.
El volumen es un compendio de actualidad, historia, religión, viajes, arte… es difícilmente clasificable. ¿En qué se inspiraba para elegir un tema cada semana?
En primer lugar hay que leer cada día, no solo los periódicos regionales sino también los de ámbito nacional. Esto supone frecuentar los seis diarios que constituyen la lectura básica de un lector dedicado a la prensa cotidiana. Buscaba en primer lugar, en las columnas de opinión, cuáles son las vetas de inspiración espiritual, de temática religiosa o también arreligiosa, porque muchas veces en los planteamientos que se declaran agnósticos o ateos hay también un discurso expreso sobre la religión. Luego, en los acontecimientos que se suceden cada día desde el ámbito de la religión y de las confesiones religiosas, porque la vida de la Iglesia produce constantemente noticias que son como para ser recogidas y también comentadas.
En algunos artículos parte de personajes del mundo del arte, de la arquitectura o del cine abiertamente ateos o sin vinculación alguna con la fe, y desde ahí recorre un viaje analizando sus obras, sus frases, y finaliza demostrando que en todo ello hay algo trascendente que lo conecta con la espiritualidad y la fe. ¿Se han abierto debates a raíz de alguno de sus artículos?
Tengo noticia al menos de dos reacciones a través de la prensa principalmente, que han sido discordantes, dignas de aprecio y que he tenido muy en cuenta y valorado. No estoy de acuerdo en algunas de las apreciaciones, pero no me disgusta el que los lectores puedan manifestar su opinión al respecto. Pero en general no me suelen llegar observaciones.
El diálogo entre fe y cultura que se da en sus artículos los convierten en una especie de Atrio de los Gentiles por escrito. ¿Qué ha sido de esta propuesta?
En cierta manera lo es, aunque los escritos son de diversa índole. El Atrio de los Gentiles fue una idea felicísima del Papa Benedicto XVI que sigue teniendo hoy gran actividad y por medio de la cual se han alcanzado grandes cotas de diálogo, de encuentro, de reflexión conjunta entre la Iglesia y otras personas que tienen una cosmovisión distinta, pero que expresan una inquietud en las reflexiones que son de común interés: el sentido de la vida, el dolor, la injusticia, la muerte, el sufrimiento, etc. Son personas que, aún declarándose agnósticas o ateas tienen una metafísica, un anhelo y una capacidad de hacerse preguntas de carácter filosófico y espiritual que hacen de ellos los interlocutores natos de una actividad como es el Atrio de los Gentiles que ha logrado entrar incluso en la sede de la academia sueca de los premios Nobel –una instancia que ahora ha quedado un poco devaluada, pero que ha tenido unos momentos álgidos de gran brillantez y con grandes personalidades presentes en ese ámbito de los galardones más reconocidos y prestigiosos del mundo–.
¿Las redes sociales, la imagen y esta nueva manera de comunicarnos se contrapone a la lectura pausada y en profundidad de un periódico?
El periódico impreso tiene que existir. Los diarios digitales son como una proyección o expansión de aquel que es considerado y que ha de ser la fuente original. Ya en 1975 se declaró que el soporte en papel iba a desaparecer. Sin embargo en Estados Unidos estamos viendo que personas del mundo de los avances y empresas digitales en Silicon Valley están comprando periódicos clásicos como el Washington Post, Los Ángeles Times o el BusinessWeek. Lo cual significa que el periódico como tal en su soporte tradicional, que es una delicia leer –los rituales que acompañan a la lectura del periódico dada día, los recortes, las carpetas en donde que clasificas aquello sobre lo que te gusta volver–, esto es un gran mérito que tienen los periódicos y los buenos artículos, que pasan de ser tribunas de opinión a ser literatura. Todo aquello que se lee dos veces puede considerarse que entra propiamente en la consideración de obra literaria.
El mundo del arte en todas sus expresiones está muy presente en las páginas de este libro. ¿Cómo evaluaría hoy la salud artística de la Iglesia?
La relación de la Iglesia con el arte y con los artistas ha sido algo que han puesto de manifiesto especialmente los últimos Papas. Hay unos encuentros significativos en la Capilla Sixtina de los Papas con los artistas. Y el aprecio de la Iglesia por el arte es algo incuestionable como acreditan las obras artísticas de temática religiosa cristiana católica, que son lo más representativo del mundo del arte de siempre. Sin embargo hoy, lo mismo que existe un déficit en la producción de pensamiento, en la producción filosófica, teológica, en la misma producción de carácter exegético bíblico, existe también una especie de rebajamiento en la calidad de las obras artísticas que ya no son equiparables a esas representaciones o esas muestras artísticas que han existido antes y que son emblemáticas.
Hoy el arte adquiere un nuevo rumbo con el hecho del “deturpismo” o del feísmo que se considera también que son valores artísticos. Del mismo modo se introducen otras novedades y el arte religioso trata de equipararse a otras formas de arte perdiendo su especificidad que siempre ha puesto de relieve la relación que tiene la religión con las aspiraciones del hombre en cada tiempo. Estas circustancias hacen que, especialmente en este periodo contemporáneo, las producciones artísticas no tengan esta vitola que tenían en otro tiempo en la historia de la Iglesia.