«En la vejez no me abandones» es el lema de la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, que se celebra este domingo, 28 de julio, en torno a la festividad de San Joaquín y Santa Ana. Una jornada establecida por el Papa Francisco en el año 2021, en la que el Santo Padre, además, concede la indulgencia plenaria a los fieles que asistan a las misas dedicadas a este propósito o visiten a las personas mayores que están solas.
En el Mensaje escrito para esta jornada, el Papa incide en la situación de soledad en la que viven muchos ancianos, y señala que «La soledad y el descarte se han vuelto elementos recurrentes en el contexto en el que estamos inmersos».
Lo saben bien en Cáritas diocesana de Oviedo, donde trabajan desde hace muchos años con las personas mayores. Tanto, que lo que era un programa específico pasó a ser una realidad transversal en toda su labor. En el proyecto «Acompañándonos», voluntarios y trabajadores acuden, tanto a las residencias de ancianos como a los domicilios, para acompañar a las personas, especialmente en situación de soledad y necesidad. «Acompañar es un arte», señala Marife Vega, responsable de la Red de Cáritas del Oriente de Asturias. «No es simplemente ir a pasar un rato, sino que es una tarea compleja que hay que aprender, que requiere una formación y una preparación tanto personal, como de unos conocimientos específicos a la hora de trabajar con los mayores, un grupo de personas muy vulnerable que además, no todos tienen el mismo grado de autonomía, pues a veces nos encontramos con personas con un gran deterioro cognitivo que hay que acompañar de una forma más concreta y con una especial sensibilidad», explica. En torno a la festividad de San Joaquín y Santa Ana, además, en las parroquias donde más actividad llevan a cabo con los mayores se celebrará la eucaristía para celebrar el día, y finalizarán con una merienda conjunta. También en algún centro residencial habrá una fiesta especial significando la importancia del día.
La labor de Cáritas con los mayores, principalmente en la zona rural, consiste en visitar a personas en las residencias, principalmente, aunque también hay zonas donde se trabaja el ámbito domiciliario. En las residencias, se llevan a cabo por un lado visitas individualizadas, a personas concretas con las que se trabaja debido a sus necesidades particulares, y también, una de las actividades que más demandan y en las que más participación hay son las salidas. «Establecemos una tarde a la semana donde organizamos una salida por el pueblo –explica Marife Vega–. Vamos al parque, cantamos y luego terminamos siempre con una pequeña merienda. Quizá sea la actividad que más beneficios les otorguen a los mayores porque cambian de ambiente, salen de su entorno, ven gente diferente y también les llena de ilusión y les aporta mucha vitalidad», explica. «Los responsables de los centros siempre nos están diciendo que están deseando que llegue ese día, que para ellos es muy especial especial –dice–. Es un día donde ellos se arreglan con más detalle, las mujeres piden ir a la peluquería, se ponen su mejor ropa y, en general, los ves con muchísima ilusión y te reciben con un cariño que no se puede expresar con palabras, hay que vivirlo».
La idea inicial de este tipo de salidas con los residentes por el pueblo partió, curiosamente, de la directora de una de las residencias, médico geriatra. «Fue ella quien se puso en contacto con Cáritas», destaca Marife, que recuerda que «detectó esta necesidad, porque decía que en los centros se cubre la parte asistencial, pero no la afectiva o espiritual, todas esas necesidades que, en definitiva, una persona necesita cubrir a nivel integral». A los responsables de Cáritas les pareció una gran idea, ya que son muchos los años que llevan trabajando en un modelo de atención centrado en la persona. Así comenzaron, eso sí, poco a poco. «En una residencia no podemos entrar como un elefante en una cacharrería», señala Marife. «Es un proceso en el que, además, tenemos que contar con el personal de apoyo: la terapeuta, el animador y el psicólogo del centro. Ellos son los que nos acompañan y preparan a la gente para la actividad, que por cierto, es libre. Nunca se obliga a nadie a hacer nada, sino que se respetan siempre sus gustos y preferencias».
Marife Vega
Después de dar los primeros pasos en las residencias, vino el aluvión de peticiones. «Pasamos de picar nosotros a las puertas, y las residencias ser reticentes a acogernos, a tener tal demanda que nos vemos escasos de voluntariado», explica Marife, que aprovecha para hacer un llamamiento a todos aquellos que se sientan llamados a unirse a este grupo, a «darse a uno mismo y dar tu tiempo a los demás, haciendo una escucha activa, trabajando la empatía y respetando el ritmo de las personas».
La acción de Cáritas está enfocada a las personas que están más solas, que no tienen apoyos ni redes familiares, aunque por supuesto también puede participar el resto. «Las personas mayores a las que acompañamos son personas que se encuentran en un ámbito de soledad –explica Marife–. Nuestro foco de acción siempre es ir a aquellos que se encuentran más solos. Hay mucha soledad no deseada y eso es muy duro porque no es lo mismo la soledad elegida, de aquella persona que está sola porque así lo quiere, que la soledad impuesta o no deseada, donde la persona se ve forzada por circunstancias de la vida a estar en un espacio donde quizá comparte vida con mucha gente, pero se siente sola y esto puede pasar también en el domicilio; tú puedes estar con tu familia y sentirte muy solo», afirma. En esos casos, las personas no tienen cubiertas sus necesidades afectivas. «No te sientes escuchado, sueles tener la autoestima muy baja y ahí es donde nosotros ponemos nuestro foco de atención», afirma.
Son los centros los que preparan a ese grupo de personas que están en las residencias sin apoyos ni redes familiares. Conocen sus circunstancias, su historia de vida, cuáles son sus principales problemas, y ayudan así a los voluntarios de Cáritas a ir conociéndoles, respetando sus ritmos y poder darles un trato con la dignidad y el respeto que merecen.