Este pasado martes, 26 de julio, festividad de San Joaquín y Santa Ana, se celebró el Día de los Abuelos en la Asociación Benéfica Hospital Asilo de Luarca. Era un día especial, puesto que se celebraban los 125 años de historia de este centro, conocido como Residencia para personas mayores ABHAL, un Centro Sociosanitario de inspiración católica fundado en 1895 como «Casa Hospital con destino a los pobres del Concejo».
A la celebración de este gran aniversario acudió el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, precisamente en ese Día de los Abuelos, y celebró la eucaristía acompañado por más sacerdotes, además de los residentes, los trabajadores, miembros de la Junta Directiva y personas cercanas a la casa, en un día de fiesta que ya es tradicional. En su homilía, Mons. Sanz quiso agradecer el trabajo del equipo que con gran «ilusión, entrega, creatividad y espíritu de servicio» hace del ABHAL un «espacio entrañable de vida compartida». También subrayó la importancia de encontrarse en un ámbito donde se celebra y se vive la fe, y animó a los residentes y trabajadores a mantener la esperanza de vivir en tan buena compañía y tan buena atención. Y con humor, instó a los asistentes a celebrar de nuevo juntos «los próximos 125 años de la residencia ABHAL».
La residencia ha estado siempre vinculada a la parroquia de Luarca, y de hecho, el párroco es habitualmente miembro nato de la Junta Directiva, y el Arzobispado de Oviedo ha destinado desde sus primeros tiempos un sacerdote como capellán. Está gestionada por la Asociación Benéfica Hospital Asilo de Luarca (ABHAL) una institución sin ánimo de lucro. «Podemos decir –señala Jesús Emilio Menéndez, actual párroco de Luarca– que el centro funciona, desde el punto de vista pastoral, como una comunidad cristiana». El sacerdote señala además que desde su creación, la Residencia «ha estado dedicada a la asistencia a los colectivos más necesitados», y por ello ha contado con «área quirúrgica, paritorio, hospital de guerra, centro de infecciosos, orfanato etc.». «Motivo –dice– por el cual en la Residencia actualmente conviven personas mayores que llevan allí desde su niñez junto con personas mayores de 65 años que van llegando por su situación sociosanitaria y también personas discapacitadas mayores de 50 años». En estos tiempos, sin embargo, la dedicación preferencial es a las personas mayores, «buscando crear para ellas un lugar cálido donde se sientan en su propia casa», explica el sacerdote.
La Residencia cuenta con plazas a través de un convenio con el ERA, pero también con plazas benéficas donde, las personas que no tienen medios suficientes son aceptados con aquello que puedan aportar, siendo todos residentes de pleno derecho.