La Semana Diocesana de Formación de este año ofrecía, entre sus seis cursos, uno específico sobre el Santo Sudario, la importante reliquia que se custodia en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo. Estaba impartido por el profesor de Derecho Civil de la Universidad de Valencia Jorge Rodríguez Almenar, Presidente del Centro Español de Sindonología, quien, durante dos tardes completas, ofreció a los asistentes un interesante análisis acerca de los trabajos de investigación que se han llevado a cabo en el lienzo durante casi cuarenta años. Estas fueron sus reflexiones ante los medios de comunicación de la diócesis.
En el curso decía una frase que, por alusiones, creo que es interesante destacar: «Hay gente que reconoce la verdad y gente que sigue a los medios de comunicación». Esto refiriéndose al Santo Sudario. ¿A qué se refiere?
Pues que desgraciadamente los medios de comunicación a veces van a la suya. Yo entiendo la dificultad de tratar un tema complejo de una forma sencilla pero el problema es que a veces se simplifica demasiado o simplemente se reduce todo a un titular. La inmensa mayoría de la gente lee los titulares de la prensa y no profundiza. Entonces, cuando es un tema complejo necesita matizarse. Para conocer la verdad, necesitas ver los matices. Estamos en un mundo en el que cada vez se matiza menos y lo que importa es el slogan, es decir, el titular.
Claro, esto es precisamente una cosa que inventaron los medios de comunicación, pero si uno quiere profundizar en la verdad, pues, lógicamente, tendrá que conocer un poquito más.
Y esto es lo que hace falta en Oviedo. Yo les digo que no saben ustedes lo que tienen Oviedo, y es algo que pasa normalmente, que la gente no profundiza y es necesario hacerlo.

Jorge Rodríguez Almenar
Cuéntenos entonces, ¿qué tenemos en Oviedo?
Pues simplificando muchísimo, yo diría que tienen ustedes la reliquia más importante de la cristiandad, ex aequo con la Sábana Santa. Nosotros llevamos casi 40 años investigando el Santo Sudario, porque empezamos el año 89, concretamente el 9 de noviembre de 89 con una autorización con una autorización del Cabildo de la Catedral de Oviedo para un estudio científico multidisciplinar del Sudario. Esa es una obligación, dijéramos, que hemos asumido y que, por supuesto, nos ha llevado a recibir sinsabores y a veces grandes reconocimientos, pero la verdad es que, lo que ha llevado a un montón de gente, durante muchos años, a estudiar el Sudario es la búsqueda de la verdad. Saber qué es lo que hay en el Sudario de Oviedo.
Ese conocimiento nos puede llevar ahora mismo, resumiendo muchísimo, a la clave de la autenticidad de la Sábana Santa. Y eso que, nuestro estudio, no ha pretendido forzar la correlación con la Sábana Santa. Eso, en realidad, surgió porque el primer investigador italiano que vino a Oviedo, Monseñor Giulio Ricci, era un investigador de la Síndone y buscaba una imagen, o mejor dicho, buscaba una reliquia que pudiera ser comparable. Y entonces empezó a descubrir cosas desde el punto de vista objetivo, que eso es la ciencia. Pero murió y, sin saberlo, nos pasó el testigo.
Nosotros cuando llegamos a la Catedral de Oviedo y pedimos permiso para el estudio del Sudario, descubrimos que él nos había dejado una serie de pistas que después nosotros hemos podido llevar muchísimo más lejos. Pero es que tenemos la clave de la autenticidad de la Sabana Santa porque las dos reliquias se complementan de una forma espectacular. Pero claro, hay que profundizar.
Está hablando en plural, ¿quiénes son este grupo de expertos?
Esto surgió como surgen muchas cosas grandes: de una forma muy sencilla. Don Guillermo Heras, que era un ingeniero que estaba trabajando en Asturias, leyó el libro de Ricci del año 85, donde había un capítulo dedicado al Sudario de Oviedo en el que empieza a poner las claves para iniciar una investigación objetiva. El Sudario se mostraba en vertical pero resulta que, al ponerlo horizontal, ve que las manchas principales son simétricas y entonces ya hay un dato objetivo, es decir, que esto se ha colocado, por lo menos un tiempo, doblado casi por la mitad y él se da cuenta que las manchas principales corresponden con el tamaño de un rostro que conocía muy bien porque era un estudioso de la Sábana Santa. Ricci se da cuenta de que, macroscópicamente, había unas relaciones que había que profundizar en ellas. Y dice: hay que hacer un estudio forense, un estudio multidisciplinar y ahí se queda porque prácticamente se murió al poco tiempo.
Al poco aparecimos nosotros y entonces el Cabildo de la Catedral, que era consciente de lo que había dicho Ricci, nos encarga un estudio multidisciplinar. En aquel entonces el Centro Español de Sindonología era una asociación cultural que prácticamente acababa de nacer. Guillermo Heras nos dice que habría que estudiar el Sudario porque era algo muy interesante y le decimos, ¿tú puedes formar un equipo de investigación? Él ya se había trasladado a Madrid y, desde allí, empieza a encontrar miembros para este equipo que son personas muy cualificadas en sus trabajos profesionales.
Eso es muy importante porque el Centro asume todo eso, coordina y crea el equipo de investigación que se llama el EDICES, el equipo de investigación del Centro Español de Sinología. A lo largo de todos estos años, según hemos ido necesitando gente cualificada en un ámbito de estudio o en otro, hemos conseguido colaboraciones de antropólogos, del Gabinete Central de la Guardia Civil, por ejemplo, del Instituto Nacional de Toxicología, es lo mejor en Medicina Forense que existe y que trabaja para el Ministerio de Justicia, es decir, hemos conseguido maravillosamente y milagrosamente gente que ha trabajado y se ha esforzado, sin recibir ninguna recompensa económica a cambio.
Incluso hemos tenido en nuestro equipo de investigación gente que se reconocía atea y cuando le hemos dicho «¿te gustaría seguir trabajando e investigando?», nos han dicho «Por supuesto, porque yo soy ateo y no me fío de lo que dicen los demás pero de lo que hago yo, sí me fío». La gente ha trabajado siempre gratuitamente y a pesar de eso hemos podido avanzar muchísimo, hacer dos Congresos Científicos Internacionales en Oviedo sobre el Sudario y tenemos dos libros de actas de 800 páginas que hay que leerse, pero es que eso es la literatura científica.
En estos casi 40 años los métodos y los aparatos utilizados en la investigación han ido evolucionando mucho y probablemente eso también haya ayudado a avanzar poderosamente.
Sí, lo que pasa es que la última vez que nos permitieron ver el Sudario fue el año 2012. Ahí se tomaron una serie de imágenes ya digitalizadas, porque al principio hacíamos fotografías nosotros que rebelábamos en el hotel, en el cuarto de los investigadores.
Cuando llegó el escáner digital logramos escanear el Sudario. La imagen que la gente ve, cuando llega a la Cámara Santa y no está visible el Sudario es una imagen digital que hicimos nosotros en un escáner. Gracias a esta digitalización tenemos una visión que podemos ampliar hasta nivel de fibras.
Lo básico del Sudario yo creo que ya está perfectamente determinado: el Sudario no es una falsificación porque una cosa que no está descrita en ningún sitio no se puede falsificar. Cuando uno va a los Evangelios sólo hay una palabra, que es la palabra sudarion que utiliza san Juan, cuando dice que Pedro y Juan llegan al sepulcro y ven los «lienzos», un plural en griego que no significa necesariamente que haya varios, sino que puede ser uno doblado, que sería la sábana, que lo que dicen los otros tres evangelistas, entonces no hay que crear una dicotomía donde no la hay. Y están diciendo lo mismo, lo que pasa es que San Juan concreta que el lienzo estaba doblado, por eso lo utilizan plural. Esto sería largo de explicar.
Pero aparte de eso dice que estaba el sudarion, que es un pañuelo que se podía utilizar para diversas funciones pero una de ellas era cubrir la cabeza de un ajusticiado que tenía un edema de pulmón agudo y eso lo que se ve en el Sudario, es decir, hay una serie de manchas que son consecuencia de que, una vez los forenses determinaron dónde estaban los orificios nasales y la boca, a partir de ahí se puede empezar a colocar el Sudario. En ese momento nos damos cuenta de que también hay manchas que se corresponden con lo que sería la parte posterior de la corona de espinas, es decir, las únicas zonas donde supuestamente, en la hipótesis de que fuera Jesús, va respirando en la cruz y va golpeando la nuca con el palo de la cruz y esas heridas se reabren y siguen produciendo sangre hasta que se baja de la cruz. Esa sangre se queda en el pelo y podemos demostrar que una hora después, cuando se coloca el Sudario, deja unas manchas que han coagulado, por eso se sabe que es sangre que salió estando vivo todavía.
Se le ha llamado el Santo Rostro aunque no había ningún rostro. Porque la gente tendía a pensar que tenía que ser algo así como el «Paño de la Verónica». Pero una vez se ve toda la evolución de cómo se utilizó, está claro que se trata de una tela usada para cubrir la cabeza del ajusticiado y moverlo hasta el sepulcro, algo necesario cuando hay un edema de pulmón en agudo y sale líquido por la nariz y por la boca que iría si no manchando a los que mueven el cadáver. La tela se cosía para que estuviera más sujeta y, de hecho, se ve que hay hilvanes que están precisamente en las zonas que cubren el pelo, tanto los laterales como la barba, etc. Hay una serie de cosidos, por tanto, que hacen que el Sudario esté sujeto y así se lleve hasta el lugar de la sepultura donde se quita y se queda enrollado sobre sí mismo como una capucha.
La utilización del Sudario nos da un sentido a lo que dice San Juan, porque realmente lo que dice es tan complicado que los exégetas que están intentando explicarlo no llegan a ninguna conclusión, pero nosotros sí: a partir de la comprensión de cómo se ha usado el Sudario, entendemos lo que dice San Juan.
Hubo pruebas como la del Carbono 14 que quedaron en el imaginario popular y que desbancaron después cualquier otra teoría sobre su autenticidad.
Fuimos nosotros los que hicimos esa famosa prueba del Carbono 14 y los que hicimos público sus resultados en el segundo Congreso Internacional del Sudario de Oviedo. No ocultamos nada, al revés, comunicamos que nos estaba dando una datación entre los siglos VII a IX. Pero ¿significa que el lienzo es de esos siglos? No.
Pero en realidad, ¿qué sabe la gente de la prueba del Carbono 14? Porque aquí habla todo el mundo como si supieran de qué va.
La prueba del Carbono 14 la hicimos en una empresa norteamericana: Beta Analytics. Es la empresa que más pruebas de Carbono 14 hace. Nosotros hicimos una prueba «ciega», es decir, no les dijimos que se trataba de una reliquia.
Pero Beta Analytics –y esto lo explica en una versión en español que tiene su propia página web–, dice que en textiles no se puede dar un resultado si no se sabe la contaminación que tiene la muestra. ¿Ustedes se acuerdan de cómo estaba la Cámara Santa antes del año 2014, en que se restauró?: estaba negra. Por un lado estaba así por la humedad, es evidente, pero hay otra razón que también es evidente. Hay fotografías antiguas de la Cámara Santa donde se ve que había dos pebeteros, dos lámparas de aceite ardiendo permanentemente delante del Sudario. Y la cadena de la que cuelgan está negra. ¿Eso qué quiere decir? Que hay una combustión de carbono. El Sudario ha estado permanentemente en un ambiente donde hay una combustión de carbono.
El químico de nuestro grupo de estudio que analizó el Sudario, y que, de hecho, es la persona que en el mundo más tiempo ha estado con el Sudario en las manos y se lo conoce milímetro a milímetro, es el que cortó la muestra y se aseguró de que no hubiera nada contaminante. Pero cuando le dieron este resultado, dijo esto ¿cómo es posible? Preguntó a Beta Analytics cómo hacían el estudio y le respondieron que utilizaban una serie de ácidos para reducir toda la posible contaminación que exista. Entonces él, como se había guardado un trocito de muestra de control, estuvo viendo algo de lo que no se había dado cuenta y es que hay una serie de fibras que están negras. Estas fibras están recubiertas de «carbono amorfo», que puede deberse a diversos motivos, pero uno de ellos es precisamente la combustión de aceite. Descubrió entonces que, aplicando los mismos reactivos que utilizó Beta Analytics, efectivamente los ácidos atacan a las fibras limpias. Pero las fibras negras que están recubiertas, es como si tuvieran una cubierta de carbono por encima, y esas no se consumen, al revés, están protegidas. Ese carbono no desaparece utilizando esos ácidos. Entonces, como está tan metida en las propias fibras y recubriendo las mismas, la prueba del Carbono 14 se altera si no se eliminan los contaminantes. Evidentemente, si hay material añadido que está por encima, partículas, lo que sea, esos ácidos se las cargan. Pero lo que es las fibras contaminadas con «carbono amorfo» esas permanecen y no se destruyen. Eso quiere decir que hay carbono añadido a las fibras que están añadiendo también Carbono 14 porque parte del carbono es Carbono 14. Con una mínima porción de Carbono 14 de esa contaminación te da 7 u 8 siglos perfectamente porque 2.000 años de diferencia serían solo un 20 % más de Carbono 14.
¿Cuánta probabilidad hay de que no se haya eliminado la contaminación? Pues muchísima y además lo hemos comprobado. ¿Por qué hay que admitir como si fuera dogma de fe una prueba que el propio laboratorio te dice que no es aceptable si no se ha eliminado toda la contaminación? Lo cierto es que si nos hubiera dado como resultado que data del siglo I, el Sudario sí que sería falso porque sería mucho más antiguo, ya que tiene contaminación que le añade fecha, decir, cuanto más Carbono encuentras, más reciente es la muestra. Sé que todo esto es un galimatías y muy difícil de explicar, pero es lo que hay.
Lo cierto es que ¿quién se lee lo que dice el laboratorio? Nadie. Sin embargo, ¿qué es lo que se lee?: lo que dicen los medios de comunicación. Y claro, tienen que decir, «el Carbono 14 ha dicho que el sudario es del siglo VIII». Pues no, no es verdad. Ha dicho que tiene Carbono 14 equivalente a un lienzo del siglo VIII pero eso no tiene por qué ser la fecha de la tela.
Eso cualquier científico lo sabe, pero claro, ¿cómo se transmite esto al público?