La tradición de poner el belén en Navidad permite imaginar y profundizar en el ambiente del momento en que nació Jesús. Con sus escenas costumbristas, sus detalles, con los gestos y semblantes de cada figura es posible pasar por la imaginación cómo pudo ser ese momento que cambió la historia de la humanidad. En nuestra diócesis son varias las asociaciones que, durante todo el año, trabajan para mostrar esas escenas que sólo podemos contemplar en Navidad, los belenes, los nacimientos, y una de ellas es la de Gijón, con su presidenta, Mª Elvira Suárez, a la cabeza. Hablamos con ella.
¿Cómo nació tu pasión por poner el Belén?
Bueno, yo creo que mi pasión por los nacimientos viene desde pequeña. Es algo que siempre vi hacer en mi casa y lógicamente, heredé esa tradición.
El tiempo fuerte del trabajo en la Asociación Belenista en Gijón es la Navidad, pero me consta que trabajáis durante todo el año. ¿Cómo es un poco esa labor en lo escondido?
Me gusta que me hagan esa pregunta porque siempre estamos habituados a ver un belén, pero no nos damos cuenta muchas veces de lo que hay detrás. Es un trabajo de un año entero prácticamente, porque en enero estamos quitando un belén y automáticamente estamos pensando en qué hacemos para la próxima Navidad. Ahí empezamos a decir «vamos a recrear esta escena» o «vamos a basarnos en un pueblo asturiano o en algo hebreo o en algo atípico como podría ser a lo mejor poner un belén, a veces lo digo un poco de broma, por ejemplo en una especie de nave espacial». Lo bueno de todo esto es que se ponga y que esta afición no decaiga y que lo sigamos haciendo.
¿Hay relevo? ¿La gente joven se va animando?
Pues sí, por suerte hay relevo. Tenemos una chica de 13 años, y dos chicos, de entre 15 y 16 años, que se suele decir, apuntan maneras. Digo esto porque se les ve con afición y con ganas y van por el taller a trabajar. Necesitamos socios y nos viene bien que la gente aporte ideas. Ellos son savia nueva y cuando los ves aparecer por el taller, no solo un día, sino de continuo, es una satisfacción.
No sólo instaláis belenes en Gijón porque también lo hacéis fuera.
Sí, nos movemos por Gijón pero también ponemos el belén de Parque Principado y el de Cangas de Onís, del Ayuntamiento. En Gijón son unos cuantos los que nosotros ponemos. Nuestro buque insignia es el Antiguo Instituto, no porque sea ni mejor ni mayor, sino porque es el belén monumental, el tablero tiene unos 35 metros cuadrados y bueno, ahí se pueden exhibir, por así decir, muchas escenas o por lo menos muchas figuras.
El belén, además del disfrute estético que supone, también ayuda a que nos metamos en esas escenas que tuvieron lugar hace 2.000 años en Belén. Lo apuntabas antes, ¿cómo os enfrentáis al lienzo en blanco cada año, para ayudar a transmitir la fe?
Pues sí, la esencia de la Navidad, amén de que la Navidad es todo para mí y para mucha gente que nos movemos en el taller, está en el Misterio. Es una pieza clave porque es el que muestra el nacimiento de Jesús. Por lo que es importante ubicarlo siempre en un sitio que ayude a que la vista vaya hacia él. Que sea el referente. Después están los Reyes Magos, que son importantes y además a los niños les hace muchísima ilusión verles. Son, junto con el Misterio, lo primero que quiere ver la gente.
Para aquellos que «montan el belén» en sus casas y les gustaría mejorarlo un poco pero no saben por dónde empezar, ¿habrá algún que otro truco que ayude?
Pues sí, uno es muy de andar por casa y es que no sea plano. Es decir, que no esté todo en una mesa, por ejemplo, a la misma altura. Si ponemos varias escenas a diferentes alturas, ayudándonos de alguna caja que luego se recubra, o de musgo (que hay que comprar, no cogido del campo), eso ya nos dará sensación de profundidad y la vista se recrea cuando no está todo plano. Otra cosa es que las figuras grandes están situadas hacia adelante y las pequeñas detrás. Así, haremos una sensación de escala o disminución que simulará la lejanía. Luego hay que dejar un poco a la imaginación y a lo que cada familia quiera hacer.
Además de estar al frente de la Asociación Belenista en Gijón también eres miembro de la Cofradía de la Veracruz y de la del Carmen. ¿Qué supone para ti pertenecer a la Asociación Belenista como compromiso como cristiana?
Cuando hemos nacido dentro de una familia cristiana, ya lo llevas dentro. Yo no me lo cuestiono nunca, es que me sale solo. En mi casa siempre se ha puesto belén, primero con mis padres y ahora nosotros. Y yo suelo acercarme todas las noches y mi mirada se va hacia el Niño Jesús, que es quien me inspira todo lo que hago.