Escuchar y ver con el corazón: Vinjoy

Publicado el 19/09/2013
Share on FacebookTweet about this on TwitterEmail this to someonePin on PinterestPrint this page

escudo

 

    La festividad de la Santina de Covadonga reúne en torno a ella el día de Asturias, viviendo con gozo uno de los días señeros en nuestra región. El Gobierno autonómico, propone siempre algunas condecoraciones de personas o instituciones dignas de agradecer por su ejemplar aportación a la comunidad. Ellos no son todos los días objeto de titulares en los medios, pero hacen cotidianamente lo que tienen que hacer. En los rotativos del cielo hay un redactor de buena pluma que toma nota con detalle a diario sobre lo que a nosotros se nos escapa como un bien desconocido y anónimo. Yo me congratulo un año más por los premiados en el día de Asturias.

    Pero este año hay un motivo de familia añadido: que uno de ellos ha correspondido a la Fundación Padre Vinjoy de la Sagrada Familia. Se trata de esta obra de gran prestigio que diera inicio un sacerdote de nuestra diócesis: el Padre Domingo Fernández Vinjoy. Hacia finales del siglo XIX, ya dio muestras de una sensibilidad especial hacia los huérfanos desvalidos, llegando a pedir limosna por la calle para ellos reclamando la solidaridad de los transeúntes. Hacía bien a los niños con lo que recogía, y hacía bien a quienes le daban su ayuda porque les concienciaba en la caridad cristiana.

    Era el embrión de una obra que cuenta con más de un siglo de una historia realmente bella. Cuando este sacerdote asturiano comenzó hace casi cien años su compromiso por los niños que estaban afectados por los problemas que generaba la sordera, no podía imaginar lo que andando el tiempo se convertiría en ese referente nacional e internacional con las tres líneas que vertebran la actividad actual, y que agrupan los diez Centros e Institutos en los que se articula: Intervención Integral con la Sordera, Intervención Socioeducativa con Personas con Discapacidad Intelectual o Psicosocial e Intervención Socioeducativa Avanzada en Trastornos del Comportamiento.

    Aunque son casi 140 años de historia, en este año se cumplen los 90 en su estructura jurídica actual. Noventa años es un número redondo, y tenemos esa tentación de lo mágico en torno a una cifra sin más como si por su sugestiva numeración, algo especial nos fuera a pasar. Cada vez que cumplimos años no volvemos a nacer propiamente hablando, pero sí es una fecha en la que todo conspira para que tomemos conciencia con gratitud y con alegría, de la vida y de la gracia que se nos ha dado. Nueve decenios de entrega, de aventura, de poner luz en unas vidas apagadas abriéndolas a la escucha de lo mucho bello y hermoso que vale la pena escuchar. Integrando a niños y jóvenes que por tantos motivos estaban incomunicados y fuera de los cauces en donde las cosas se ven, se escuchan, se hablan, se construyen.

    Vemos en el Evangelio que Jesús se acercó a personas sordomudas, es decir, personas que sufrían la más profunda incomunicación al no poder hablar porque nunca habían oído nada. También ese milagro se sigue realizando en la entrega cotidiana de personas de bien que salen al encuentro de quienes de algún modo sufren dificultades al querer comunicarse: no sólo la sordera, sino también las dificultades en las discapacidades intelectuales o psicosociales, o cuando se dan trastornos diversos en el comportamiento de la integración comunitaria.

    Nos felicitamos por la existencia de la Fundación Padre Vinjoy y cuantos allí trabajan con niños y jóvenes, ayudando a escuchar lo que sólo con el corazón se puede percibir. No seamos sordos a las cosas importantes: Dios las está siempre susurrando.

 

         + Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
         Arzobispo de Oviedo