Un verano más, Cáritas diocesana de Oviedo ha puesto en marcha el Campo de Voluntariado Joven, que tiene como objetivo que los chicos y chicas de entre 17 y 30 años que lo deseen puedan conocer los distintos trabajos que se llevan a cabo con personas en diversas situaciones de necesidad y aportar así su granito de arena en la ayuda, así como recibir formación en el ámbito del voluntariado y disfrutar también de unos días acompañados por personas que tienen sus mismas inquietudes. Aquellos que no conocen Cáritas, tienen así la oportunidad de acercarse y, durante una semana, descubrir la labor que se lleva a cabo, para quizá así animarse durante el curso con un voluntariado, y los que ya son voluntarios de Cáritas, es una oportunidad para probar proyectos que no conocían, o con los que no se atrevían, para descubrir así otras realidades. Este año son 10 los jóvenes que se han animado a participar, y como explica la responsable del programa de Voluntariado Joven, Bárbara Fernández Bango, proceden de ámbitos muy diversos. «Tenemos un poco de todo: tenemos jóvenes muy cercanos a la Iglesia, por lo que esta actividad forma parte también de una fe vivida; tenemos jóvenes que han participado en proyectos de Cáritas y que han querido acercarse y ser voluntarios para devolver todo lo que lo que en su día a ellos recibieron. Tenemos también jóvenes ajenos a la Iglesia y a Cáritas, pero que esto les suena muy bien y es interesante porque supone una forma de acercarse a todo ello y conocerlo. Incluso tenemos este año una chica alemana que estaba haciendo voluntariado en Bilbao y le quedaba una semana por ahí y dijo Me voy a Asturias a sumarme a este proyecto«.
Con la sede en el Seminario Metropolitano, los participantes hacen por las mañanas voluntariado en grupos de tres o en parejas. Algunos están en una residencia de ancianos, con el proyecto de Acompañamiento a Mayores; otros están en proyectos de Infancia, llevando a cabo actividades de ocio y tiempo libre en verano, y otros están en proyectos de Personas sin Hogar y otros acompañando a personas con toxicomanías en activo, o personas que están recuperando poco a poco su vida y buscando un espacio tranquilo donde poder vivir.
Sebastián Torres tiene 18 años y vive en Gijón, aunque nació en Colombia. Conocía el Campo del Voluntariado porque formaba parte del Proyecto de Infancia «El Llugarín». «Siempre quise participar –explica–. Poner de mi parte porque soy emigrante, procedo de Colombia y la primera mano que siempre estuvo ahí para ayudarme fue Cáritas. Por eso, como antes decía Bárbara, yo quiero devolver todo lo que he recibido, poner mi granito de arena con mi participación, y también conocer esas nuevas realidades que no podía haber visto de otra manera, como por ejemplo, una residencia ancianos»
Para Sebastián, esta experiencia le está proporcionando «muchísimo conocimiento que no podría haber tenido de otra manera, sobre las personas mayores y otros campos. Al final, me doy cuenta de que todos somos vulnerables, y que yo puedo ofrecer mi ayuda, aunque solo tenga 18 años». Precisamente con su edad, en un momento en el que le toca decidir sobre su futuro, Sebastián tiene claro que pasará por la ayuda a los demás. «Quiero especializarme en Pedagogía. Gracias a Cáritas y a toda la gente que he conocido, tengo claro que quiero dedicarme a ello, en el ámbito más social. Así, tal vez, algún día podré ser como Bárbara, como Fernando y otros trabajadores que he ido conociendo a lo largo de mi vida, que para mí son mi modelo a seguir y me transmiten muchísimas cosas».