Entrevista a Alberto Reigada Campoamor. Párroco de San Francisco Javier de La Tenderina
¿Cómo está viviendo la parroquia la inauguración?
Tienen una gran expectativa por ver cómo ha quedado la obra al final porque han comprobado cómo se ha ido haciendo por fuera, pero por dentro es todo una novedad. Además no es solamente una ampliación sino que ha supuesto una mejora muy grande: en capacidad que era una de los objetivos, en luminosidad, en la accesibilidad. Es realmente algo nuevo totalmente y eso llena de ilusión a toda la parroquia. La parroquia es muy activa porque tiene una realidad pastoral muy grande de tal manera que se requería la ampliación, se lleva esperando mucho tiempo que se alcance esta meta.
¿Cómo se ha involucrado el barrio de La Tenderina?
El barrio es popular y ha pasado por importantes crisis. No hace tanto todavía cincuenta y tres familias fueron despedidas de la Fábrica de Armas, hay muchos inmigrantes y una población de gente sencilla y humilde. Y a pesar de esto fundamentalmente en estos últimos diecisiete años estuvimos ahorrando de tal manera que hemos sido como la hormiga para llegar a una cantidad, que es sorprendente, de más de 200.000 euros. Es mucho dinero dentro de un proyecto con un presupuesto de 800.000 euros. Se ha logrado muy poco a poco, por ejemplo si vas a hacer fotocopias y es para los niños de la parroquia te dicen “déjalo, no importa, esto lo pago yo”. Y así uno a uno, cuando hay cualquier cosa todo el mundo aporta. Con la inauguración de la iglesia estamos encontrando donativos no muy grandes, grandes eso sí para la persona que los hace, pero muchos y estamos intentando llegar a 200 socios. Todo con el propósito de que podamos el plazo de diez años o menos incluso pagar los créditos que hemos pedido para hacer frente a la financiación.
La parroquia es, por tanto, parte importante del barrio.
Hace quince años pusimos en marcha un lema que fue aprobado por el Consejo Pastoral que es “Somos parroquia, hacemos barrio”. La primera parte es la que manifiesta la identidad: cristiana para instaurar el Reino de Dios y hacerlo en el barrio. Significa saber dónde estamos, lo que somos, de dónde venimos y cuál es la misión. Y hacemos barrio implica que nada de lo que sucede en él nos es extraño, en todo lo que ocurre la comunidad está presente con sus alegrías, sus penas y sus celebraciones. Todo el barrio está marcado por la historia de San Francisco Javier. Estos últimos tres años le dimos una vuelta a la frase: “Somos barrio, hacemos nueva parroquia”. Y nueva lo decimos no solamente por el templo que estamos construyendo sino porque que queremos una Iglesia renovada y extrovertida que esté en medio del barrio y cercana a la gente. Y así una Iglesia que vive la misericordia, que practica la acogida y el acompañamiento. Esta idea la hemos ido trabajando y al mismo tiempo que se construía el templo dedicamos cada curso escolar a una de estas palabras, como poniendo unas piedras que van a ayudar ahora a que veamos esa realidad verdaderamente renovada. No solo por los espacios sino también porque estos va a responder a una Iglesia que renueve su espíritu misionero.
Van a tener además una reliquia de San Francisco Javier.
Ya la tenemos entre nosotros y no ha sido fácil conseguirla porque es una reliquia de primera clase, huesos del propio San Francisco Javier, que se convirtió en el evangelizador de Japón. Para nosotros estas reliquias van a tener una fuerza muy grande porque es una cimentación sobre aquel que es el patrono de las misiones, que realmente construyó la parroquia de San Francisco Javier y que da sentido, seña y norte a nuestra forma de actuar. Hoy estamos en estado de misión y es un mensaje también actualizado para nosotros.
¿Cómo van a celebrar la inauguración?
Lo hemos enmarcado en el conjunto de las fiestas que se celebran el domingo más cercano al día 3 de diciembre que es la fiesta litúrgica de San Francisco Javier. Hacemos unas fiestas en el barrio entre la parroquia, la asociación de vecinos y todas las iniciativas porque hay muchas que llevan el nombre San Francisco Javier. El culmen el domingo a las doce y media con una misa solemne presidida por el Arzobispo de Oviedo. Tendremos una gran comida y previamente habrá unos pasacalles de la Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo y la Agrupación Musical San Salvador de la Cofradía de los Estudiantes. El día anterior habrá un encuentro de corales nacionales y haremos un pregón que, en vez de ser dado por una persona sola, en esta ocasión va a recoger las palabras de personas que han estado a lo largo de sesenta años y que son memoria viva de la parroquia: sacerdotes, grupos, confirmados.