Por Rosa Pérez Rodríguez, Acción Católica General de Asturias
A mediados de octubre, se celebró en Senegal la asamblea general de la UMOFC, Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas, formada por mujeres de más de 100 organizaciones situadas en 66 países de todo el mundo. Viajamos hasta Dakar 11 mujeres de ANFE, Manos Unidas y Acción Católica General.
Bajo el lema de la Asamblea, “Mujeres de la UMOFC, portadoras de agua viva a un mundo sediento de paz”, además de renovar cargos, presidencia y cuestiones organizativas, tuvimos la oportunidad de dialogar entre las más de 450 mujeres participantes, sobre nuestra responsabilidad en la Iglesia. Iluminadas por las ponencias, y con la referencia de distintas encíclicas del Papa, pudimos llegar a acuerdos sobre las propuestas de trabajo para los cuatro próximos años. Propuestas que centran su atención en el cuidado del planeta, nuestra casa común; la eliminación de la discriminación y la violencia contra la mujer; el cuidado a las familias en situaciones difíciles; la llamada hacia la santidad, y la educación en torno a las nuevas tecnologías.
Es difícil transmitir la intensidad de lo vivido allí. Tantas mujeres, tantos países, tantas realidades, tantas expresiones diferentes de una misma fe… En los ratos libres, a pesar de la dificultad de los distintos idiomas, nos esforzábamos en conocer algunos trazos de la realidad de quien tenías enfrente, en ocasiones sobrecogedora. Varias mujeres africanas me comentaron que tenían un familiar o un amigo viviendo en España. Deseo que corazón que sepamos acoger a los que vienen con mayor humanidad.
Para concluir este brevísimo relato, decir que África se cuela por todos tus entresijos. El color, el olor, el ritmo y la música siempre presente, los contrastes, la pobreza extrema, las sonrisas de quien te cruzas por la calle, las miradas llenas de brillo de los niños… y la manera de estar de las africanas, erguidas, con la mirada serena, mujeres poderosas y esperanzadas a pesar de su difícil situación en un continente donde se las tiene muy poco en cuenta, y llevando su ser cristianas por bandera, en un entorno musulmán. En este sentido he de decir, que hemos vivido momentos de gran respeto interreligioso en diferentes momentos de la asamblea.
Por todo lo vivido, por la experiencia, por las compañeras de viaje, doy gracias a Dios.