«Ahora somos más, poniendo lo que tenemos al servicio de todos»

Publicado el 13/12/2024
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«Ahora somos más, poniendo lo que tenemos al servicio de todos»

Este pasado martes, 10 de diciembre, festividad de Santa Eulalia, se promulgaba el Decreto por el cual se establecía el mapa definitivo de las Unidades Pastorales en la diócesis. Este movimiento no venía a modificar ningún mapa diocesano, sino a «organizarlo», como explicó el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, en su homilía, en la Catedral. Porque no era una gestión «ante la penuria» por la falta de sacerdotes, sino una manera diferente de trabajar, adaptada a la realidad sociológica en la que vivimos, que no se corresponde ni por asomo con la que había hace años.

En la Cuenca del Nalón, aunque hace dos años que se estableció formalmente la UP de El Entrego, que abarca las parroquias de El Entrego, Blimea, Cocañín, Sotrondio y Santa Bárbara, realmente la zona se viene adaptando a esta nueva realidad desde prácticamente el año 2011. «Al morir don Esteban, párroco de Santa Bárbara, hubo que atender esta parroquia, algo que hacían entre don Diego Macías, desde Blimea, y don Luis Muiña, desde Sotrondio. Posteriormente, don Hilario fue nombrado párroco de Blimea y cuando a don Luis le destinan a Gijón, don Hilario se hace cargo ya de toda la Unidad Pastoral, que en un principio se llamó UPAP y ahora ya es una UP propiamente dicha». Así lo explica el sacerdote Marcos Cuervo, actual párroco de la UP. Una historia que no es nueva y que se ha repetido en diferentes lugares: «En muchas UP ha pasado esto, ha fallecido el sacerdote, se han quedado sin recambio porque no se cubría la vacante, y entonces el párroco de al lado asumía las funciones. Sin embargo, el origen de las UP no es el hecho de que falte el sacerdote, sino que se crean para trabajar en conjunto, con un ideario propio, por así decir», señala el párroco, que recalca que «es importante hacer caer en la cuenta a la gente de que no perdemos, sino que lo que procuramos es, con los medios que tenemos, ponerlos en mejor funcionamiento, a disposición de todos».

Vicente González y Marcos Cuervo

«Tenemos que ir trabajando hacia comunidades cristianas», destaca Marcos Cuervo, recordando que las parroquias que componen la UP son referencia también, formando parte de la misma comunidad. «No es mi iglesia, mi parroquia, mi capilla, sino que somos todos hermanos formando parte de una comunidad, y más cuando somos todos vecinos del mismo Concejo, con tradiciones comunes», recuerda.

Como sucede con casi todos los cambios, en la UP de El Entrego ha ido que ir venciendo desconfianzas y rompiendo usos y costumbres para comenzar a trabajar con una nueva mentalidad. «Seguro que en casi todas las UP ha habido las mismas dificultades: el problema de la falta de culto, que muchas veces ya viene dado por la realidad sociológica de los pueblos, e incluso de algunas parroquias de ciudad. Después, el miedo a que se pierda «lo nuestro», las tradiciones, las fiestas, etc».

Vicente González, laico, es Secretario del Consejo de Pastoral de la UP y colaborador habitual en la misma. Él ha vivido, como feligrés, en primera persona todos estos cambios y reconoce que hubo que adaptarse, por ejemplo, «a tener al sacerdote siempre cerca. De repente tienes que empezar a concertar con él reuniones por teléfono porque ya no vive allí, o vive en el pueblo de al lado, y da la sensación de que pierdes algo que era tuyo, o al menos tú lo sentías de esa manera. Pero con el tiempo –reconoce–, te vas dando cuenta de que en realidad has ganado, porque ahora somos más poniendo lo bueno que tenemos al servicio de todos».

Vicente lo sabe bien, porque lleva mucho tiempo colaborando con su parroquia, que es Sotrondio. «A veces sucede que tú no dispones de medios, pero la parroquia vecina te puede prestar bien otros colaboradores, o materiales, o lo que sea, sea en catequesis, en Cáritas, en liturgia etc. Te das cuenta de que eso está al servicio de todos y si no lo tenías antes, ahora sí lo tienes. Ya no estás solo trabajando en la parroquia sino que tienes a tu lado un grupo de personas que te apoyan, que hacían lo mismo en la parroquia de al lado y ahora ya somos todos una unidad».

Una UP puede incluso revitalizar una pequeña población cuyos colaboradores parroquiales se encontraban con falta de ilusión, donde costaba sacar actividades adelante y encontrar apoyos para todo. En esas situaciones, una UP abre todo un abanico de oportunidades para las personas de las parroquias. «Nosotros tenemos claro, por ejemplo, en nuestro Consejo Pastoral, que la fiesta patronal de cada parroquia se mantiene, lógicamente, pero no solo eso, sino que además todos colaboramos con esa fiesta y le dedicamos a ella todos nuestros esfuerzos, de tal manera que también es fiesta para el resto de las parroquias», explica Marcos Cuervo. Por eso mismo la identidad de las parroquias permanece intacta, funcionando con sus necesidades particulares, celebrando sus fiestas y eso sí, viviendo la fe en común, ayudándose entre todos como una sola comunidad.

La Catequesis a todos los niveles también se ve enriquecida con la formación de la UP. En este caso, Sotrondio, Blimea y El Entrego aún tienen bastante entidad como para tener tres grupos diferentes de Primera Comunión, al igual que tienen tres equipos de Cáritas. Sin embargo, también realizan actividades en conjunto, muy enriquecedoras para los niños y que, sobre todo, no harían probablemente si en vez de cinco parroquias unidas fueran tan solo una.

«Pasas de una parroquia donde hay uno o dos catequistas con pocos niños, a formar parte de un grupo grande, con cinco catequistas y unos veinte niños. Eso hace que la forma de trabajar sea distinta, que salgan actividades como los Campamentos de Verano, o la Ruta de los Belenes en este tiempo, y que los catequistas podamos hacer reuniones para marcar una línea de trabajo común y celebrar juntos los momentos litúrgicos más fuertes, como el Adviento o la Semana Santa», explica Vicente, que destaca que «es positivo y enriquecedor para los niños y para los catequistas también».

En la formación de una UP el sacerdote Marcos Cuervo tiene claro que «todos tienen que ceder». «No es que la parroquia cabecera sea más, es verdad que muchas veces se centralizan las cosas en ella porque se trata del núcleo mayor de población, pero después todas las parroquias tienen su aportación», explica. «Todas están presentes y lo vemos en signos que a veces la gente no aprecia, como que en la Vigilia Pascual estén presentes los cinco cirios pascuales, o que en las preces tengamos siempre presentes cada realidad de cada parroquia, o cuando al final de curso, por ejemplo, juntamos a toda la gente en un ágape fraterno para que se conozcan y compartan entre ellos, porque juntos viven la fe en comunión con la Iglesia, en un lugar concreto que es donde se encuentran». Y eso sí, destaca el sacerdote: «una UP no la puede hacer solo el cura. Los laicos tienen que integrarse, y más cuando el Papa nos habla de sinodalidad y corresponsabilidad. No vale solo proponer o solo quejarse, sino que todos juntos trabajamos y entre todos vamos haciendo realidad la Pastoral, que es llevar a Cristo a los demás».