Año 2025, un Año Santo y de gracia para la Iglesia

Publicado el 30/12/2025
[ssba]
Año 2025, un Año Santo y de gracia para la Iglesia

Finaliza el año 2025 y con él momentos tan importantes como el Jubileo de la Esperanza; el final del Pontificado del Papa Francisco o la llegada de León XIV. En nuestra diócesis, como cada año, hacemos una breve recapitulación de lo que han sido estos meses para la Iglesia en Asturias, dando por hecho que es imposible recoger absolutamente todo y que seguramente serán muchos los aspectos que quedan en el tintero. Aún así, el Vicario General de la diócesis, D. Adolfo Mariño, resume algunos de los más importantes:

El Vicario General de la diócesis, D. Adolfo Mariño

Año Jubilar
Ha sido una gracia de Dios que el Papa Francisco puso en nuestras manos. El título era Peregrinos de la Esperanza y en un mundo desesperanzado bien nos viene este título y este mensaje. Nosotros aquí en Asturias lo hemos concretado en nuestras parroquias, nuestros arciprestazgos y en nuestras delegaciones, con muchísimas acciones que se han llevado adelante. Y hemos tenido también, como todos sabemos y hemos experimentado, dos lugares de peregrinación. Uno era la Catedral, iglesia madre de nuestra diócesis y el otro el Santuario de Covadonga, pulmón espiritual de Asturias. Ha sido un año intenso y hermoso que nosotros hemos querido vivir esperanzados en un mundo de tantas desesperanzas.

Fallecimiento del Papa Francisco y elección de León XIV
Vivimos aquellos momentos de manera agridulce. Cuando un hermano se nos va, como el Papa Francisco, lo vivimos con tristeza pero también con la esperanza de saber que, un día, nos encontraremos con el abrazo del buen Dios en la vida eterna. Pero también tuvimos momentos de alegría porque, con León XIV, tenemos un Papa de gran formación, de una experiencia misionera preciosa desde la que él entiende todo su Pontificado. Entiende lo que es el mundo y los retos que hemos de asumir. Un hombre que ha vivido intensamente en tierras de misión.

Encuentro de Programación en Covadonga
En primer lugar es importante destacar la riqueza de ese encuentro que tiene lugar todos los años al finalizar el curso, porque no se trata solamente de sacerdotes que se reúnen, sino también el Arzobispo, el Consejo Episcopal, los Arciprestes, la vida consagrada, es decir, los religiosos y muchos delegados diocesanos que, además, son laicos. Destacando esto, siempre revisamos el curso que dejamos y programamos el curso siguiente, es decir, este en el que estamos. El objetivo general, no podemos perderlo de vista, es el objetivo general de la Iglesia Universal en este momento, que es el Primer Anuncio. Esa invitación, por así decirlo, que Jesús nos dio a todos nosotros: Id al mundo entero y anunciad la Buena Noticia. Y es que la vieja Europa y también España y nuestra diócesis, a veces está separándose un poco del Señor y dándole la espalda. Necesitamos que nuestra gente se reencuentre con Aquel que es Camino, Verdad y Vida. Y, bueno, dentro de los objetivos que tenemos para este curso, hemos apostado por el acompañamiento en la sinodalidad.  Y también, lógicamente, el impulso en la puesta en marcha de las Unidades Pastorales que, en este momento en nuestra diócesis, son 128.

Catecumenado de Adultos
Son los brotes verdes que se ven en la Iglesia, lo mismo que en el Seminario. Es un fenómeno que está sucediendo en todo el mundo, que es algo real y que en nuestra diócesis estamos observando especialmente, ese acercamiento de los adultos a la fe. A veces es más bien una «vuelta» a la fe, otras veces un «comienzo de cero». El caso es que, efectivamente, llevamos unos cuantos años ya con un catecumenado de adultos intenso y extenso. Son personas de entre 18 años y 30 ó 40 años fundamentalmente. Algunos están sin bautizar, otros quieren confirmarse o hacer su Primera Comunión. Los formamos de la mejor manera posible. Y en este año son más de 375 los catecúmenos que han iniciado ese proceso. Y lo cierto es que, aunque es algo que sucede en todas las diócesis españolas, en las setenta, la nuestra, la de Oviedo, es la que se lleva la palma en este catecumenado. Y es que está muy bien hecho, muy bien preparado, muy bien coordinado.

Ordenaciones sacerdotales
Con  respeto a las vocaciones sacerdotales, es un repunte grande el que tenemos en nuestra diócesis, que es para alegrarnos todos, no solamente los sacerdotes, cualquier laico o cualquier religioso de nuestra diócesis también tiene que vivir este gozo y esta alegría. Son 42 jóvenes los que tenemos en nuestro seminario. Y este año se han ordenado cuatro de presbíteros y seis de diáconos. También quisiera resaltar que es importante el aumento de vocaciones al diaconado permanente que tantos frutos está dando en nuestra propia Iglesia.

Jóvenes
Son la esperanza de nuestra Iglesia. Siempre lo han sido y lo serán. Además, los jóvenes están regresando, muchos de ellos, a la casa de la que un día salieron. Y yo siempre digo que fuera de casa hace mucho frío. Y muchos de nuestros jóvenes están dando cuenta de ello y, por tanto, quieren regresar a la Iglesia que siempre los acogió y a la que ellos, en alguna ocasión, como todos cuando éramos jóvenes, hemos dado la espalda. Hay muchas realidades juveniles en nuestra diócesis y los nuevos movimientos son tremendos. Son muchísima gente, muchísimos jóvenes los que se están reuniendo en torno a estos nuevos movimientos eclesiales: Hakuna, Effetá, Bartimeo, Emaús, muchísimos. Al mismo tiempo también tenemos unas realidades preciosas, más antiguas, en nuestra Iglesia diocesana. Cada una de nuestras parroquias trabaja con jóvenes, pero tenemos como tres momentos en el año en nuestra diócesis muy importantes. El primero es la marcha de jóvenes a Covadonga, el segundo la Vigilia el día antes de la Santina en Covadonga, que congrega a multitud de adolescentes y de jóvenes. Y este año por segunda vez, en el mes de julio, se ha celebrado la Jornada Eucarística Mariana Juvenil que ha reunido en Covadonga a más de 2.000 jóvenes de España, Alemania, Irlanda, Italia, Francia y Estados Unidos. Y me consta que va en progreso. Es una gracia de Dios y es un regalo de Dios para nuestra Iglesia diocesana.

Sínodo
Esta fase última en la que estamos ahora es la fase de auscultar un poco todo el trabajo que se ha hecho anteriormente. En nuestra diócesis hay más de 3.000 laicos, religiosos y sacerdotes que han estado trabajando en torno al Sínodo desde hace ya unos cuantos años. Sinodalmente significa «en comunión». Y la palabra comunión ya viene desde los orígenes del cristianismo. La sinodalidad no es una moda, es algo que ya vivieron los primeros cristianos y en los Hechos de los Apóstoles aparece con una claridad tremenda.

Agradecimiento final
Quiero destacar un gran agradecimiento a esas 932 parroquias de nuestra diócesis, desde las más grandes a las más humildes y pequeñas, que hacen todo lo que pueden para que la vida pastoral en nuestra Iglesia diocesana sea cada vez más abundante y más rica. Hay muchas realidades, muchísimas, más de las que conocemos. No podemos pretender abarcar o describir todo lo que, con tanta intensidad, se vive en cada una de nuestras comunidades. Pero sí quiero agradecer el trabajo silencioso y anónimo de tanta gente de buena voluntad que engrandece cada día a nuestra diócesis de Oviedo. Desde la persona que lava los corporales o los manteles de la iglesia, desde la que limpia la iglesia. Desde la que adorna con flores la iglesia a los que son catequistas o trabajan en Cáritas o en cualquier realidad pastoral. Todos son importantes y todos son necesarios para la iglesia que peregrina en Asturias. Y he de deciros, y además lo digo de corazón, que sois motivo de esperanza y que sin vosotros esta iglesia que peregrina en Asturias no sería lo que es hoy. También quiero tener un recuerdo especial para todos los sacerdotes diocesanos que fallecieron a lo largo de este 2025, tras una vida entera de entrega a la Iglesia y a los hermanos, así como de todas aquellas personas que nos han dejado y cuyo trabajo y amor por la Iglesia perdurará por siempre.